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La Página de Bedri
Miel
Miel y salud

Al principio fue muy apreciada por su sabor dulce. Sin embargo, pronto se descubrió que podían atribuirse propiedades terapéuticas. Ya en la Roma antigua, los médicos la utilizaron para ayudar a sus pacientes a adormecerse.

Hipocrates, el padre de la medicina, alabó sus poderes terapéuticos y la utilizó para curar diversas afecciones de la piel, úlceras y para aliviar el dolor en general. Los egipcios, por su parte, la utilizaron para tratar las cataratas, llagas, cortes o quemaduras.

En el siglo XX, durante la I Guerra Mundial, los cirujanos alemanes se sirvieron de una mezcla de miel e hígado de bacalao para impregnar las vendas con las que cubrían las heridas de los soldados.

Tiene muchas propiedades terapéuticas (Havsteen 2002). Se puede usar externamente debido a sus propiedades antimicrobianas y antisépticas. Así, la miel ayuda a cicatrizar y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales. También es utilizada en cosmética e cremas y mascarillas de limpieza facial, tónicos, etcétera, debido a sus cualidades astringentes y suavizantes.

La miel también se emplea en la medicina tradicional. Es un excelente conservante natural. Sin embargo, no siempre es saludable. Debido a que procede de flores silvestres, hay algunos momentos y lugares en los que la miel producida por las abejas es altamente tóxica. Los rododendros y azaleas producen un néctar altamente venenoso para los humanos, aunque inofensivo para las abejas, que producen así una miel mortífera. En algunas regiones del mundo las colmenas se vacían inmediatamente después de la temporada de flores, eliminando cualquier residuo para evitar envenenamientos accidentales. Existen historias del uso de miel venenosa como arma de guerra en la antigüedad, pero no son corroborables. Dicha miel venenosa es muy difícil de encontrar. La forma de la flor de azalea hace que a las abejas le resulte difícil acceder al néctar, y en la época en la que florecen hay casi siempre otras flores más atractivas para las abejas.

La miel no se echa a perder, es altamente perdurable, no caduca. Gracias a su alta concentración de azúcar, mata a las bacterias por lisis osmótica. Las levaduras aerotransportadas no pueden prosperar en la miel debido a la baja humedad que contiene. Los traslados de cuerpos humanos en la antigüedad se hacían sumergidos en miel; por ejemplo Alejandro Magno fue trasladado desde Babilonia hasta Alejandría en Egipto en el 323 a. C. y el de Agesilao II, rey de Esparta, desde Egipto hasta su ciudad natal en el 360 a. C., utilizándose miel para evitar la descomposición. El efecto preservante de la miel se debe a su baja concentración de agua y es idéntico al que permite la prolongada conservación de los dulces y de las frutas en almíbar donde el alto contenido en azúcar disminuye el contenido de agua.

las abejas añaden además una enzima llamada glucosa oxidasa. cuando la miel se aplica sobre las heridas esta enzima produce la liberación local de peróxido de hidrógeno.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.
 
ADVERTENCIA: La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no ha aprobado ninguna declaración de salud relacionada con la inmunidad en la miel

Tipos de miel y aplicaciones según la tradición

Acacia: Calmante, reconstituyente, regulador intestinal (contra la constipación). Puede dársele a los niños pequeños

Miel de espino blanco: Antiespasmodico, calambres, contracturas.

Bourdaine: Laxativo, estimulante del apetito, facilita la digestión

Brezo: En caso de anemia, fatiga, convalecencia o de afecciones de vías urinarias. Antirreumático. Rica en sales minerales. Facilita la disolución de cálculos biliares.

Colza: Cardiopatías, bueno para el aparato circulatorio

Castaño: Mejora la circulación sanguínea. En caso de disentería

Eucalipto: Antiséptico general de vías respiratorias y urinarias

Carrascal: Tonifica y fortifica

Lavanda: Antiséptico. Ideal para la garganta y la gripa. Tos, asma y ulceras varicosas.

Hiedra: Neuralgias, dolor de cabeza

Naranjo: Calma los nervios, insomnio (especialmente para los niños).

Romero: Aumenta la secreción biliar, estimulante hepático, en caso de asma y ulceras.

Pino: Enfermedades respiratorias, bronquitis.

Tomillo: Antiséptico general, estimula las funciones digestivas, mejora el tono muscular y ayuda a la recuperación física.

Tilo: Sedante, calmante, ayuda en las migrañas, dolores de estomago y enfermedades cardiacas.

Precauciones

La miel, al igual que otros endulzantes,  puede ser también extremadamente peligrosa para los bebés. Esto se debe a que al mezclarse con los jugos digestivos no ácidos del niño se crea un ambiente ideal para el crecimiento de las esporas Clostridium botulinum, que producen toxinas. Las esporas del botulismo son de las pocas bacterias que sobreviven en la miel, pero se encuentran también ampliamente presentes en el medio ambiente. Aunque dichas esporas son inofensivas para los adultos, debido a su acidez estomacal, el sistema digestivo de los niños pequeños no se halla lo suficientemente desarrollado para destruirlas, por lo que las esporas pueden potencialmente causar botulismo infantil. Por esta razón se aconseja no alimentar con miel ni ningún otro endulzante a los niños menores de 18 meses, o hasta los 3 años de edad para mayor seguridad.

ADVERTENCIA: si usted está enfermo o cree que pudiera estarlo acuda a su médico, solo él puede ofrecerle un diagnostico y un tratamiento adecuado a su caso basado en el conocimiento y en estudios serios, rigurosos y avalados por la evidencia científica demostrable. La salud es un bien que no tiene repuesto.