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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Nuestra niñera y su madre
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Durante mi matrimonio, mi esposa deseaba querer pasar tiempo a solas, o conmigo o con sus amigas. Puse un anuncio buscando una niñera y pensé que nos inundarían de respuestas, pero después de dos semanas, sólo había habido una llamada. Habíamos decidido entrevistar a todos las candidatas en persona antes de tomar una decisión. Nos reunimos con ella pero era demasiado joven, apenas un año mayor que nuestra hija. Como sólo había habido una respuesta, nuestras esperanzas se vieron casi completamente frustradas.

Tuve que irme de viaje de trabajo por varios días, dejando a mi esposa, otra vez sola con los niños. En mi última noche fuera de la ciudad, recibí una llamada de mi esposa diciendo que alguien había llamado por el anuncio. Me dio un número y una dirección que resultó estar justo en mi ruta de regreso del viaje y me sugirió que la llamara y concertara una parada para entrevistarla. Me sorprendió que aceptara sin más mi opinión sobre la niñera, pero acepté la sugerencia.

A la mañana siguiente, antes de salir, llamé y expliqué que quería pasar a entrevistarla. Inmediatamente comenzó a reírse, dijo que no era ella, sino su hija, y me hizo esperar hasta que esta llegó al teléfono.

― Hola, soy Julia ―me saludó una voz suave y muy joven. Inmediatamente pensé que iba a ser otra niñera que no tenía la edad suficiente.

― Hola Julia, soy Benjamín. Usted respondió a nuestro anuncio para un puesto de niñera. Me preguntaba si sería posible que nos reuniéramos y habláramos ―Le dije que estaba conduciendo y que llegaría a su casa en varias horas, probablemente cerca del mediodía. Ella cubrió el receptor y yo oí una charla sorda por unos segundos.

― Sí, señor Benjamín, puedo reunirme con usted entonces. ¿Necesita la dirección? ―preguntó. Repetí la dirección que mi esposa me había dado y ella respondió que era correcta, y que me esperarían.

Cuando me detuve ante la pequeña casa, el patio estaba descuidado y desordenado. Encima del timbre había una nota que decía "Por favor, llame", así que golpeé la puerta de cristal con fuerza. Una mujer mayor apareció detrás del vidrio y lo abrió haciéndome un gesto hacia adentro.

― Hola... ―empecé a decir cuando me llegó el olor del alcohol del aliento de la madre. En su mano había un gran vaso, con líquido ámbar y hielo del que tomó un gran trago.

― Ahhh... tú debes ser el que llamó. Soy Tatiana, la madre de Julia. Entra y siéntate ―balbuceó y se balanceó de un lado a otro. Se dio la vuelta, se acercó a una gran silla y señaló el sofá. Desde atrás, sus nalgas parecían bien definidas por la ligera bata que llevaba bastante bien sujeta a ella. Mientras se giraba y se sentaba, me mostró un gran par de pechos con pezones del tamaño de pequeñas tortitas que casi salían de la bata. Jugueteó con el cinturón de la bata, apretándolo un poco, pero tan pronto como estuvo completamente sentada, sus pechos quedaron nuevamente a la vista.

― Comencé a disculparme cuando vi a la hija de la mujer sacando la aspiradora de una habitación y me volví rápidamente.

― ¡Oh no, por favor no se vaya, señor Benjamín! Soy Julia, la que respondió al anuncio. Por favor, disculpe a mi madre, no nos molestará mientras hablamos ―dijo con mirada avergonzada mientras miraba a su madre con sus tetas colgando. Se le acercó y tiró de la bata en un intento de cubrirla.

Mire evaluando paternalmente a la joven que tenía delante de mí; tenía el pelo casi negro azabache y la piel clara, muy blanca, con ojos oscuros. Llevaba poco maquillaje, si es que lo llevaba, y era realmente muy atractiva. La ropa se veía limpia y bien cuidada, una blusa con botones que acentuaba su figura. Me sonreí a mí misma al notar que sus senos eran parecidos a los de su madre y que su cintura y nalgas estaban bien proporcionadas para estatua de 170 centímetros. Le calculé unos 18 años de edad.

― Bueno, sí, respondiste al anuncio para el puesto de niñera. ¿Has hecho de niñera antes?

Tan pronto como la pregunta salió de mi boca, la madre dijo en voz alta― Mi bebé me cuida todo el tiempo, me mantiene en el camino recto y estrecho tanto como puede ―Luego inclinó su vaso hacia mí tomando otro gran trago― Puede que tenga que vigilarme más contigo aquí. Pareces un hombre saludable y probablemente podrías darme algo que no he tenido en mucho tiempo.

Mientras la miraba, había abierto las piernas revelando su coño y empezó a frotarlo con los dedos, mirándome.

― ¿Qué...? ―dije asombrado y mirando a su hija, estaba haciendo estos para que su madre se callará. Traté de no mirar, pero todos los hombres miran los tesoros y mis ojos fueron definitivamente atrapados con un encantador coño con un bonito y regordete monte de venus. Me volví hacia la hija que estaba a punto de ponerse de pie y salir cuando me tomó de la mano y me llevó a su habitación.

― Lo siento mucho, señor ¿Podemos hablar aquí? Por favor, no haga juicios en mi contra basados en el comportamiento de mi madre. Tengo que cuidarla. Cuando bebe... Bueno, ya ha visto lo que hacía, alardear de sí misma ante usted. Es ninfómana ―dijo Julia suavemente, mirándome a los ojos y suplicando― Necesito tener este trabajo. He sido niñera de muchos niños y puedo darle referencias si las necesita. No bebo, no fumo ni robo, siempre he dicho la verdad y nunca he mentido cuando se me ha hecho una pregunta.

― Bueno, tenemos un niño y una niña, bastante pequeños. ¿Crees que serás capaz de manejar dos niños?

Asintió con la cabeza y nos sentamos en su cama hablando durante 15 minutos, sobre su experiencia con los pañales y la limpieza, entre otras cosas, hasta que quedé bastante satisfecho. Le ofrecí el trabajo a modo de prueba, si lo hacía bien continuaríamos con ella como niñera.

― Gracias Julia, estoy seguro de que lo harás bien ―dije mientras atravesaba la sala y me detenía junto a su madre― Gracias señora por permitirme hablar con su hija.

―No, gracias a usted, por favor llámeme Tatiana. Es un placer haberlo conocido. Espero verle más veces e ahora en adelante.

La expresión de Julia se heló cuando su madre alargó su mano y me frotó vigorosamente la polla, apretándola fuertemente, antes de permitirme ir hacia la puerta.

Mientras conducía a casa, mi mente seguía vagando entre la madre y la hija. Mi polla se estaba endureciendo al recordar las deliciosas vistas de la madre borracha y más aún, al apelar a Julia, tan inocente en su juventud. Le informé a mi esposa que Julia era una buena candidata, y que vendría el viernes. Julia había accedido a hacer algunas tareas domésticas como quitar el polvo y limpiar, mientras estaba aquí, lo que parecía complacer inmensamente a mi esposa.

El viernes llegó Julia y salimos a cenar y al cine, llegando a casa cerca de las 10 de la noche. Julia se sorprendió de que volviéramos tan pronto. Estaba limpiando la cocina y poniendo los platos en su sitio. Revisamos a los pequeños y estaban profundamente dormidos, y Julia nos contó lo sucedido. Jugaron, vieron algo de televisión y cenaron, antes de acostarse y no nos extrañaron.

― Julia, el niño se pelea con nosotros a la hora de dormir; ¿te dio algún problema con eso? ―Miré sus ojos para ver si había intento de no decir la verdad.

― No, hicimos un juego y no fue ningún problema ―Julia sonrió un poco y pude decir que su respuesta era auténtica. Tenía pocas dudas de que a todo el mundo parecía gustarle y que sería una niñera perfecta.

― Excelente, gracias Julia, haré un horario y te lo dejaré para la semana que viene.

No pude evitar mirarla fijamente, con los ojos fijos a su culo y preguntándome qué tesoros había debajo de su ropa.

Encantados por poder tener algo de tiempo sin los niños, nuestras necesidades crecieron de una noche a la semana a varias noches, incluso incluyendo alguna sesión nocturna.

El martes siguiente tuve una cita de trabajo por la mañana y resultó estar cerca de la casa de Julia. Aprovechando la oportunidad, para de ahorrar un viaje, después de la reunión, decidí entregarle el horario en su casa.

Llamé a la puerta y esperé pacientemente durante varios minutos. Nadie respondió y pasé el horario por debajo de la puerta. Cuando regresaba hacia mi auto, oí un golpeteo que provenía de una de las ventanas. Miré hacia arriba y vi a su madre, con sus pechos apretados contra el cristal. Los blancos montones de carne, con los pezones aplastados, la boca abierta y la lengua lamiendo el cristal, me sobresaltó. Me hizo señas para que volviera. Mi instinto fue seguir adelante, subirme al coche e irme, pero mi segundo cerebro ya había registrado otra respuesta.

La puerta se abrió y entré, Tatiana estaba detrás de la puerta y la cerró detrás de mí mostrando su cuerpo completamente desnudo, con una toalla alrededor del pelo y el cuerpo mojado por la ducha reciente. No intentó cubrirse y se quedó de pie como si fuera completamente natural estar desnuda delante de un extraño.

― Señor Benjamín ― Dijo en voz baja― Ben, quiero decir, le habría abierto la puerta, pero me estaba duchando, como puedes ver ―mientras pasaba enfáticamente las manos arriba y abajo de su cuerpo.

― Acabo de pasar el horario de Julia por debajo de la puerta, si te encargas de que lo reciba, te lo agradecería ―balbuceé. Mis ojos, con la lujuria que brillaba en ellos, traicionaron mis pensamientos mientras devoraban lentamente su desnudez.

― Ahora no está aquí, por supuesto está en clase. Seguramente, te diste cuenta de que todavía es una niña y que no estaría en casa en este momento―Tatiana sonrió alargando la mano y depositando un ligero beso en mis labios― Tal vez lo habías planeado, dármelo a mí en lugar de a ella― El tono de su voz me dijo que tenía la intención de aprovecharse de un hombre, con ella sola en casa y desnuda― Estoy muy excitada, el agua caliente de la ducha me pone muy caliente.

Se movió con mucha rapidez, me bajó los pantalones con un tirón que me cogió completamente desprevenido, y se arrodilló agarrándome la polla entre sus manos.

― Oh, qué encantador ―gimió mientras abría los labios y su lengua lamía la punta de mi polla― No puedo resistirme. No he hecho más que soñar con tener tu polla en mi boca y mi coño desde que estuviste aquí para ver a Julia el otro día.

Me cogió de las nalgas y mi polla desapareció en su boca. El calor de su saliva en mi polla fue algo increíble. Fue como si mi polla se hubiera sumergido en un vaso de agua caliente. Mis manos instintivamente rodearon su pelo y comencé a empujar mi polla más profundamente en su garganta tirando de su cabeza hacia atrás y hacia adelante.

― Vaya, parece que estás disfrutando de la mamada ¿No es así Ben?

No le respondí y empecé a follarle la boca como si fuera un coño, duro y rápido. Podía sentir su lengua moviéndose a lo largo y alrededor de mi polla mientras mis caricias continuaban. Mi cabeza estaba inclinada hacia atrás y mis ojos estaban entrecerrados sintiendo la succión de su boca. Miré hacia abajo y vi que se estaba abriendo los labios de la vagina con los dedos y frotando su clítoris con un ritmo salvaje.

La vista de sus manos en su coño y sus mejillas hinchadas mientras mi polla entraba y salía de su boca era impresionante. Mi polla estaba al borde del y sentí que me ponía rígido. Sujetándole la cabeza empujé la polla profundamente y descargué varios chorros de semen en su garganta. Ella luchó por respirar, atragantada por la enorme cantidad de semen que salía d entre sus labios y empapaba mis bolas y su pecho con una sustancia viscosa blanca. Sus ojos estaban muy abiertos y miraban directamente a los míos, brillando con placer.

― Muchas gracias Ben, realmente lo necesitaba ―dijo Tatiana que luego se limpió la barbilla, el pecho y mi polla.

Mientras me subía los pantalones y los abrochaba, completamente atónito por la rapidez con la que las cosas se habían iniciado y salido de control, por así decirlo, Tatiana dijo algo que me sorprendió― Ben, después de que Julia acabe en su trabajo, si la traes a casa tarde por la noche ¿te gustaría quedarte y permitirme que te vuelvas a chupar la polla?

La mirada de Tatiana era de súplica, no una simple pregunta que uno puede responder con facilidad― Bueno....estoy casado, ya sabes....pero tienes unas habilidades extraordinarias con tu lengua y tu boca y sería negligente si no aceptara tu oferta ―respondí lentamente.

― Cuando Julia se duerma ―dijo Tatiana seductoramente― te llevaré a su habitación y le quitaré las sábanas mostrándote su pequeño y joven cuerpo de colegiala y dejaré que la veas desnuda.

― ¿Te gustaría eso? Puedes tocarla también. Duerme muy profundamente y nunca se despierta después de quedar dormida ―continuó Tatiana.

― Tal vez te gustaría verme jugar con ella mientras duerme. Me encanta lamerle el coño por la noche cuando está dormida, su coño sabe muy dulce. Puedes correrte en mi boca y yo cubriré su coño con tu venida mientras la lamo y la follo con los dedos. Gime mucho cuando se corre en mi boca.

― Yo... no sé qué decir... ―dije sintiendo la polla hinchándose en mis pantalones una vez más. Los pensamientos eróticos estaban superando a mis razonamientos, la madre, la hija y yo juntos en una situación ilícita.

― Sólo di “Sí”' y haré que muchos de tus sueños más sucios se hagan realidad. Nadie más que tú y yo tenemos que saber que Julia no recordará nada, y ciertamente no se lo diré ni a ella ni a tu esposa. Será nuestro secreto. Quiero complacerte más ―dijo Tatiana frotando la parte delantera de mis pantalones notando dura mi polla― Puedo sentir que la respuesta es sí y estoy muy feliz.

Julia era una maravillosa niñera y los niños la adoraban. Era todo lo que podían hacer para comportarse y contar lo mucho que se divertían cuando ella estaba con ellos. Incluso el chico estaba mejorando con sus constantes quejas sobre el uso del baño y había comenzado a requerir menos vigilancia.

Una noche, mi esposa había organizado una noche con sus amigas, y yo había planeado salir con algunos de mis amigos, pero en el último momento, se echaron atrás. Decidí dejar que Julia viniera y darme algo de tiempo para relajarme también a solas.

Cuando Julia llegó, justo después de la cena, mi esposa ya se había ido. La recibí con los niños que estaban viendo la televisión en la sala. Julia parecía particularmente joven esa noche, con su uniforme escolar, habiendo corrido para llegar después de tener una práctica de fútbol. No pude evitar notar lo corta que era la falda plisada que llevaba, que apenas cubría sus bragas mientras giraba las caderas al entrar. Su blusa estaba abotonada de forma desigual y su sujetador deportivo no cubría los pezones por el fino tejido de la blusa.

Saludó en voz baja, se agachó y desabrochó todos los botones que exponían su pecho ante mí mientras y se abotonó la blusa, dejando los dos botones de arriba desabrochados. Ella me miró y sonrió mientras lo hacía y yo no estaba seguro de si había sido intencionado o sólo un descuido que una niña podría hacer sin pensar. No me importó en absoluto, porque tenía una vista encantadora de su escote y de los pechos tensos bajo el delgado sujetador deportivo.

― Señor Benjamín ―preguntó Julia― ¿Le importaría si me doy una ducha rápida? Estoy un poco sudorosa por la práctica, por supuesto los dormiré primero, si le parece bien.

Asentí y se giró con la falda volando y dejando al descubierto sus bragas y sus bonitas nalgas al salir de la habitación. Me quedé allí mirándola mientras entraba en la sala y empezaba a recoger los juguetes mientras parloteaba sobre la televisión. Cuantas más veces se agachaba, más se le veían las nalgas ya que sus bragas se subían más alto en las caderas hasta que apenas le cubrían el trasero.

Mi polla se empezó a endurecer al verla y pensar en lo que su madre me había dicho. Llevó a los niños a sus dormitorios y los acostó. Me paré en el armario del baño para coger una toalla y una toallita para ella, cuando volvió por el pasillo y entró en el baño. La puerta del armario estaba medio cerrada y no debió haberme visto.

El gran espejo del baño me dio una vista perfecta de su cuerpo. Su trasero estaba a sólo medio metro de mí. Se quitó la falda, las bragas y se arrodilló, sentándose sobre sus pies. Mi polla saltó con fuerza instantáneamente cuando su coño peludo quedó entre sus tobillos. Sus dedos se deslizaron cuidadosamente entre los labios de los labios vaginales abriéndolos de par en par y dándome la visión más tentadora de las partes íntimas de una mujer.

Se desabrochó el top quitándoselo y pasó las manos por su sujetador deportivo acariciando sus pechos. Incluso en el espejo, podía ver claramente sus pezones hinchados bajo el fino tejido. Estaba disfrutando inmensamente mientras se levantaba el sostén deportivo y exponía sus pequeños pechos. Se metió en la bañera y giró el grifo para jugar con las tetita. Estaba de espaldas a mí y salí rápidamente del armario, colocando la toalla y una toallita en el inodoro y salí corriendo para volver a la sala de estar y sentarme.

― He puesto una toalla y una toallita para ti Julia, después de la ducha, te llevaré a casa ―le dije a gritos, y la escuché decir― Gracias ―a través de la puerta del baño parcialmente abierta.

Sigilosamente fui a la puerta del baño, y silenciosamente miré por la rendija observándola. Julia se paró desnuda frente al espejo y comenzó a palparse los senos, levantándolos, empujándolos juntos tratando de que sus pezones se tocaran entre sí. Los levantó y su lengua salió de la boca, y para mi sorpresa, era tan larga que se lamía los pezones con facilidad. Nunca había visto una lengua tan delgada y larga. Era como si tuviera una lengua de lagartija. Se agachó un poco y abrió las piernas y le observé el dedo, frotando su pequeño clítoris y empujando los dedos dentro de su coño profundamente. Siguió haciéndolo durante varios minutos y luego decidió que era mejor volver a la ducha, supongo, porque el agua estaba caliente.

A través de las puertas de cristal de la ducha, la vi enjabonarse el pelo con sus pechos agradablemente en forma de puchero y sus cabellos negros contra su piel blanca la hacían parecer casi fantasmal. Se enjabonó el cuerpo y frotó vigorosamente con un paño contra su coño, usando los dedos para meter el paño dentro de ella. Vi la tela colgando de su coño mientras enjuagaba el jabón del resto de su cuerpo con el rociador de la ducha. Cuando sacó el paño de su coño, se lo puso en la boca y lo chupó probando sus propios jugos. Cuando Julia cerró el agua y comenzó a secarse con la toalla, yo cerré la puerta en silencio y regresé a la sala.

Cuando salió del baño, su pelo estaba húmedo y se pegaba a la cara enmarcando sus ojos y pómulos como un marco de fotos, justo cuando mi esposa llegó tras su salida.

― Llegas en el momento perfecto, querida, voy a llevar a Julia a casa. Puede que me detenga un rato en la oficina, así que no volveré inmediatamente, puedes irte a la cama. Te veré por la mañana en el desayuno y podrás contarme todo sobre tu noche ―dije mientras me dirigía a la puerta con Julia detrás de mí.

En el camino a casa de Julia, se puso muy somnolienta con la cabeza moviéndose de lado a lado. Estaba casi dormida cuando llegamos y la rodeé con mis brazos para ayudarla a ir hasta la puerta. Las luces estaban bajas en la casa mientras ella tanteaba con las llaves que abrían la puerta. Continué sosteniéndola, la llevé hasta su dormitorio y la dejé sobre la cama.

― Hola Ben ―dijo Tatiana, mientras entraba en la habitación de la niña― Por favor, espérame en la sala de estar, mientras atiendo a Julia ―mientras me giraba para salir añadió― Estaré contigo en un momento.

Mi corazón se aceleró y mi mente se llenó de pensamientos lujuriosos de lo que estaba a punto de suceder. Vi a Tatiana comenzar a desvestir a Julia, antes de salir de la habitación.

Tatiana llegó a la sala de estar sonriéndome. Se había cambiado de ropa y llevaba una pequeña bata transparente que no escondía nada. Sus grandes pechos casi se le caían cuando se sentó a mi lado. Mi polla respondió inmediatamente endureciéndose cuando pude ver mechones de su pelo saliendo de sus bragas.

― Espero que te guste lo que llevo puesto esta noche. Lo elegí sólo para ti con la esperanza de que te quedaras conmigo un rato esta noche. ¿Debes irte corriendo a casa con tu esposa? ―Preguntó mientras se inclinaba y me besaba en los labios.

― No tengo que salir corriendo, puse una excusa y no esperan que vuelva pronto ―dije mientras me giraba ligeramente para mirarla y dejaba que mis manos tocaran sus pechos a través del fino negligé. Tatiana respondió y me besó de nuevo apasionadamente con sus manos frotándome la entrepierna.

― Estoy muy feliz de oír eso ―dijo mientras me desabrochaba los pantalones y liberaba la presión sobre mi polla. Lentamente me sacó la camisa por encima de la cabeza y me bajó los pantalones. Sus manos comenzaron a acariciarme la polla y yo seguí apretando sus pechos― Esperaba que volvieras y te quedaras algún tiempo.

La cabeza de Tatiana bajó hasta mi polla y comenzó a besarla, manteniendola en sus manos, examinándola de cerca y lamiéndola antes de metérsela en la boca. Me senté a ver cómo su pelo negro se movía hacia arriba y hacia abajo, sintiendo su lengua en mi polla, disfrutando que me tratase tan bien. Dejé que mis dedos siguieran los contornos de su coño, frotando suavemente su raja y notándola humedad que ya empapaba sus bragas. Gimió al tocarla y tragó más profundamente mi polla.

― Debo decirte que no he hecho nada más que pensar en verte... verte aprovecharte de mi hija dormida... dejar que me veas lamer y chupar su pequeño coño virginal con mi lengua y labios mientras tu polla viola su diminuta boca. ¿Es tan malo de mi parte querer que me mires? ―Mi polla palpitó y rebotó en su boca mientras me decía eso y le disparé una enorme carga de semen en la boca.

― ¿Crees que puedes correrte más de una vez en una noche? Ben, quiero decir, te acabas de correr ahora ¿Puedes hacerlo de nuevo en un rato? ―preguntó esperando que la respuesta fuera sí.

― No te preocupes, puedo correrme muchas veces en poco tiempo, sin ningún problema ―dije agradeciendo haber tomado mi pequeña píldora azul― Y me encanta la idea de que quieras que te vea lamiendo el coñito de tu hija.

― ¡Bien! ―dijo Tatiana que me tomó de la mano y me llevó al dormitorio de su hija encendiendo las luces― Tira de las sábanas hacia atrás ―dijo mientras colocaba una silla al lado de la cama y se sentaba― Quiero ver cómo le haces cosas a mi hija y me sentaré aquí y jugaré conmigo misma mientras lo haces.

De la nada, Tatiana tuvo un consolador muy grande en las manos, y empezó a lamerlo antes de apartar las bragas y empujarlo en su coño mojado.

Lentamente aparté las mantas de la chica dormida y admiré su hermoso y joven cuerpo. Me incliné y le besé suavemente los labios, dejando que mi lengua entrara hacia su boca. Ella se movió un poco y su boca se abrió un poco cuando la besé de nuevo. Mi mano fue a sus pechos, acariciándoselos suavemente, dejando que mis dedos trazaran círculos alrededor, palpándolos por la parte inferior, sintiendo la carne moldearse y moverse en mis manos. Sus pezones eran amplios y relajados y al mover mis dedos trazando sus areolas, vi que empezaban a encogerse y que se levantaban contra las oscuras areolas.

Tatiana me miraba embelesada y mientras se masturbaba con el consolador. Alargó una mano y empezó a acariciarme la polla que empezó a gotear una pequeña cantidad de semen mientras me acariciaba.

― ¡Oh! Pon ese rocío en su boca, deja que lo lama. Pon tu polla en la boca de Julia, por favor, esto es muy caliente, ya me he corrido dos veces sólo mirándote, estoy muy caliente por esto ―dijo Tatiana mientras se clavaba el consolador más y más profundamente en su vagina.

Acerqué la polla a la cara de Julia, dejando que se colocara sobre sus labios, moviéndola de un lado a otro. Su boca pareció responder y la abrió un poco, y sentí su lengua entre los labios apenas tocando la punta de mi polla. Tomé la punta, la puse entre sus labios ligeramente abiertos, y vi su lengua lamerme, probando mi rocío, su lengua salió más, y otra vez, para mi asombro, la lengua de Julia pareció envolver completamente la cabeza de mi polla.

Alargué una mano y le levanté la cabeza de la cama. Presioné la polla contra sus labios y lentamente se la metí en la boca. Con sólo la punta adentro, la lengua de Julia salió y rodeó mi polla, lamiendo la punta y a lo largo, mientras yo empezaba a empujar más adentro. Me incliné, y al mismo tiempo, empecé a amamantarme de sus pechos. Vi Tatiana abriendo las piernas de Julia y empezando a tocar su pequeño coño, acariciándola con los dedos y viéndome meter la polla en la boca de su hija.

Los grandes pechos de Tatiana estaban colgando, se veían muy bien y rebotando de un lado a otro, mientras empezaba a besar el coño de su hija. Empecé a empujar más y más profundo, viendo un bulto en la garganta de Julia, cuando mi polla entro profundamente en su boca. Me sentí como si estuviera a punto de venir, así que me retiré y vi a Tatiana lamiendo vorazmente el coño de Julia.

― Quiero verte montar la cara de Julia con tu coño mojado. Mueve tu culo por aquí y a horcajadas en su cara y podrás lamer su coño al mismo tiempo ―ordené― Te follaré el culo mientras veo cómo la complaces.

― ¡Oooh Dios, tómame como quieras! Siempre he querido que un hombre me folle el culo. Es virgen, pero quiero que te aproveches de mí, que me jodas el culo con fuerza ―dijo Tatiana moviéndose tan rápido, que casi me derriba con los pies al ponerse sobre la cara de su hija.

Mientras Tatiana bajaba su coño sobre la cara de Julia, que dormía, su culo estaba en el aire y su cara estaba enterrada en el diminuto coñito de su hija. El ano de Tatiana era encantador, una estrella marrón brillando sobre su coño peludo. Metí los dedos en su coño, empapándolos con sus jugos, y lo usé para lubricarle el culo.

Le toqué el culo a Tatiana, dándole un masaje, presionando mi pulgar contra su ano, viendo cómo se movía el contorno al tocarla. Lentamente metí mi dedo en aproximadamente tres centímetros y lo dejé quieto, sintiendo su musculoso ano sujetarse y sostener mi dedo. Moví el dedo hacia adentro y hacia afuera, hasta que sentí que sus músculos se relajaban, y lo empujé aún más enterrando otro nudillo. Repitiendo el proceso para aflojarle el ano, Tatiana gimió y jadeó a cada vez que empujaba, hasta que presionó contra mí su trasero y todo mi dedo contra quedó enterrado en su ano.

Empecé a meter y sacar el dedo, casi dejándolo salir por completo antes de meterlo con fuerza, clavándolo por completo, follándola con el dedo. Las nalgas de Tatiana presionaban contra mi mano y contra la cara de Julia mientras yo continuaba. Después de varios minutos, saque completamente el dedo y metí otro dedo dentro de ella, usándolo para abrirle el ano. Un dedo a cada lado, estirándola todo lo que podía. Mientras se abría, metí tres dedos en la abertura, y presioné dentro de ella y sentí como temblaba. Tatiana jadeó fuerte y se movió hacia adelante, para evitar mis dedos y dejé que se salieran.

Sabiendo que estaba lista, empujé la cabeza de mi polla en su ano dejándola percibir su anchura y notando sus músculos agarrarse fuertemente a la punta de mi polla. Gimió mientras continuaba empujando mi polla dentro de su culo, sacándola y metiéndola de nuevo, cada vez más profundo, hasta que mis pelos púbicos tocaron su culo. La sujeté por unos momentos, extendiendo la mano hacia abajo, agarrándome a sus grandes tetas, y apretándolas con fuerza. Cuando empecé a metérsela profundamente en el culo de Tatiana, le pellizqué los pezones entre dedos pulgar e índice. Ella hizo una mueca de dolor y gimió, pero esta vez no se apartó. Estaba disfrutando de mi polla metida en su culo.

― Te gusta eso, ¿no? Eres realmente una zorra ninfómana, Tatiana, y pienso aprovecharme de ti en cada oportunidad. Voy a correrme y dejar mi semen en lo profundo de tu culo. Será un recordatorio para los próximos días mientras gotea al salir de ti.

― ¡Fóllame Ben! Por favor, úsame como quieras, me encanta que me folles el culo, has liberado a la zorra que soy de verdad ―gimoteó Tatiana con una voz suave. Su culo continuó empujando, metiéndose la polla hasta el fondo del culo.

Cuando la saque, un chorro de semen cayó en la cara de su hija. Golpeé el trasero de Tatiana varias veces y le agarré el pelo, dándole la vuelta.

― Limpia la cara de tu hija, lame mi semen de su cara y límpiala con tu lengua.

Tatiana cumplió mi orden con entusiasmo mientras su trasero continuaba goteando mi semen en el suelo.

Cuando Tatiana terminó, la empujé sobre el estómago de Julia, y mi polla comenzó a rellenar su coño. Se la metí fácilmente, su agujero era tan resbaladizo como la mantequilla, Mientras, que me estiré y le manipulé el clítoris, pellizcándolo con fuerza y tirando de él mientras se la metía en el coño por detrás. Los pechos de Tatiana cayeron contra las costillas de Julia haciendo sonidos de bofetadas mientras golpeaban y yo continué mi asalto a su coño. No pasó mucho tiempo hasta que llené su coño con otra descarga de semen.

Le saqué la polla y otra vez la hice lamérmela hasta dejarla limpia. Cubrí a la pobre Julia con las sábanas y volví a la sala de estar para vestirme e irme a casa. Habían sido varias horas y mi polla se estaba calmando. Tatiana salió del dormitorio y de nuevo se arrodilló entre mis piernas y comenzó a chuparme la polla, lentamente con golpes profundos, y aunque no estaba completamente dura, sus labios se sentían bien y la dejé continuar mientras le acariciaba el pelo y jugaba con sus pechos. Ella apoyó su cabeza en mis muslos sosteniendo mi polla en su boca y chupándomela.

Oí un débil sonido en la oscuridad detrás de mí. Giré el cuello y vi a Julia en las sombras con mirada perdida. Con una mano se frotaba la entrepierna, mientras estaba allí de pie, desnuda sin moverse. Sus labios estaban abiertos y podía ver su pecho moviéndose arriba y abajo como si estuviera respirando profundamente. Cruzó la habitación viniendo hacia mí, con Tatiana en mi regazo chupándome la polla. Se puso a mi lado pero la cara de su madre estaba en la dirección opuesta y no la vio.

Alargué una mano y suavemente la pasé por su costado, sintiendo su forma bajo las puntas de mis dedos. Se señaló a sí misma con el dedo en silencio y le di un suave masaje en los pechos con la palma de la mano. Pasé la mano a lo largo de su entrepierna y noté su humedad y a su dedo moviéndose dentro de su propio coño. Metí un dedo en su coño, al lado del suyo y presioné el pulgar contra su clítoris desde el exterior y mi dedo contra la parte superior de su coño desde el interior, tirando y frotando suavemente. Su cuerpo pareció presionar hacia adelante, contra mis dedos, mientras continuaba jugando consigo misma.

Sentí que me empezaba a endurecer y poco después, solté otra descarga de semen en la boca de la madre de Julia. Tatiana no dejó de chupar y esta vez fue capaz de tragarse todo el semen sin problema. Levantó la cabeza, vio a Julia parada allí con nuestros dedos en su pequeño coño y sonrió.

― Te dije que nunca se despierta, pero tampoco la he visto salir de su habitación. Deduzco que le gustas de verdad. Espero que te guste ella y yo también ―Susurró suavemente Tatiana mientras se ponía de pie, tomando a su hija de la mano y llevándola de vuelta a la habitación. Cuando regresó, ya tenía puesta mi ropa y estaba de pie junto a la puerta, listo para partir. Se m acercó y presionó su cuerpo contra el mío y nos besamos durante largo tiempo.

― Ben, me alegro mucho de que hayas venido esta noche ―dijo mientras me sonreía― Recuerda que es nuestro pequeño secreto. Gracias por todo lo que hiciste esta noche. Tengo más cosas con las que fantasear. Tal vez puedas llamarme durante el día, podemos tener sexo telefónico, y te contaría mis fantasías. Tal vez también puedan hacerse realidad. Buenas noches.

― Buenas noches Tatiana.

Veterano

Otro relato ...




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