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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Viaje con Elisa
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Hola, soy Belu y quiero contarles cómo fue mi viaje en compañía de Elisa, que quiso viajar a Mardel para encontrarse con Carlos, su amigo amante.

Primero quiso ir acompañada por su íntima amiga Elvira, pero a esta no le fue posible. Elisa necesitaba ir con una amiga para no levantar sospechas ante su marido y fui la única opción disponible.

Viajamos juntas en un bus destino a Mardel e me habló todo el tiempo de Carlos. De su buen humor, de que es divertido. Que le encanta hacer nudismo en el jardín de su casa y le agrada que todos lo hagan. Dijo que la primera vez que Carlos le pidió que se desnudara en el jardín, sintió pudor pero luego lo tomo con normalidad y disfrutó mucho con él

Y me preguntó― ¿Te molestaría desnudarte en el jardín?

― Soy un poco exhibicionista y muy adaptable a toda situación―Respondí.

Carlos nos esperaba en la terminal de Mardel. Sonriente, nos abrazó efusivamente a las dos, demostrando su alegría

Nos condujo hacia su casa en su automóvil, Elisa, a su lado y yo en el asiento trasero.

En pocos minutos llegamos a su casa y al entrar, a la izquierda vi un hombre joven embolsando el césped recién cortado en el jardín.

― ¿Quién es ese joven? ―le preguntó Elisa.

― Un amigo que vino para ayudarme en la tarea. Se llama Alex ―Afirmó Carlos.

En el comedor, nos sirvió jugo de frutas para beber y se ocupó de llevar nuestro equipaje hasta la habitación de huéspedes.

Minutos más tarde ingresó a la casa, Alex. Un hombre joven, quizás de mayor estatura que Carlos. Vestido con bermuda gris y remera blanca transpirada. Sus piernas y brazos cubiertos de abundante pelambre. Se presentó besándonos a ambas en las mejillas.

― Eres muy guapo ―Dijo Elisa.

Yo sonreí y asentí con la cabeza.

Entonces Alex mirando a Carlos dijo― Ya terminé con el césped, merezco me dejes nadar en tu piscina.

Carlos movió su cabeza indicando negación, y agregó― Hoy la piscina es exclusiva para mis amigas, de ellas depende si te permiten nadar.

Elisa se apresuró a decir― Yo te permito nadar ―Y se giró mirándome.

― Me agradaría que compartiéramos contigo la piscina ―dije entonces.

― Entonces, gracias a las dos amigas ―Dijo Alex.

Carlos sugirió que nos pusiéramos ropa cómoda para tomar unos bocadillos de jamón crudo y a la tarde ir a la piscina.

Elisa y yo fuimos a nuestra habitación a cambiarnos.

Ella es elegante, mide 170 Con apenas 63 kilos. Senos pequeños y el culo bien proporcionado a su estatura. El bikini verde fluorescente se le ajustaba perfecto. El corpiño ajustado y pinzado le da firmeza a sus pechos y los levanta.

Mi bikini bordó es diminuto y marca mucho los labios gorditos de mi vagina. Atrás la tirita se pierde por completo entre mis nalgonas. El sujetador cubre a medias mis pechos que sobresalen mucho sobre la tela. Apenas tengo 160 de estatura y peso 56 kilos. Tengo piernas gruesas y mi culo dobla en tamaño al de Elisa.

Cuando volvimos al comedor. Carlos y Alex nos recibieron con aplausos y a coro dijeron― ¡Están preciosas!

El dueño de casa había cambiado su shorts por una sunga negra que marcaba una generosa herramienta bajo la tela elástica. Arriba vestía remera blanca. Alex, se había duchado para quitarse el sudor que lo cubría. Ahora nos esperaba vistiendo un shorts de baño color celeste y musculosa negra.

Escuchábamos música mientras conversábamos y tomábamos los bocadillos acompañados por jugos de frutas. La charla se alargó por dos horas entré risas y algún comentario ocurrente de Carlos con doble sentido.

Me sentí cómoda con mis recientes amigos.

Elisa tenía sus ojos fijos en su amante, todo el tiempo. Carlos es un tipo con 178 de estatura y 78 kilos, aproximadamente. De cabello largo maltratado por el sol, y piel muy bronceada.

Alex, será 20 años menor. 182 de estatura, también debe pesar 80 kilos. Cabello corto, bronceado desparejo cubierto de abundante pelambre en brazos y piernas.

Carlos tomando por un brazo a Elisa. Se dirigió a ella diciendo― Me voy con Alex a ver el parque, les esperamos en la piscina.

Ella se levantó de su asiento y me dijo bajando su voz― Voy al baño.

También me retiré de la mesa, fui a nuestra habitación para aplicarme protector solar. Recogí mis anteojos para sol y mi visera, y esperé la vuelta de El que también se aplicó protección solar. Tomamos dos toallas grandes y salimos.

Carlos y Alex fueron ya había llegado a la piscina, y ambos estaban desnudos. La visión de sus culitos apretados y firmes me género el deseo de tocarlos y se lo dije a Elisa.

― En la piscina podrás tocar todo cuánto quieras ―respondió.

Comenzamos a ir hacia ellos y Carlos desde el agua agitó la sunga en una mano. Elisa se rió y me dijo― Está pidiendo que nos desnudemos―Y continuó― Quitemos los sujetadores.

Con los pechos descubiertos avanzamos agitando los corpiños al aire. Ambos aplaudieron aprobando nuestro gesto.

Cuando alcanzamos la escalera de la piscina, Carlos alargó un brazo para ayudarnos a entrar. Luego nos abrazó a ambas, haciendo chocar su pecho con mis tetas y pasar su mano por mi cintura no se privó de tocarme bien el culo. Alex se reía y Carlos lo llamó para unirse a este abrazo de amigos, dijo.

Ambos comenzaron a nadar, de un lado a otro de la piscina, son nadadores excelentes. Luego de un tiempo, el dueño de casa propuso enseñarnos a nadar con buen estilo. Me gustó la idea a Elisa también.

Carlos, apoyando sus manos en mi cintura dijo― Permíteme que te quite esto Belu ―Y tirando hacia abajo de la braguita de mi bikini bordó agregó― Así estamos todos en igual condición

También le quitó el bikini a Eli. Luego nos indicó que nos quedáramos del lado de la escalera con el agua hasta la mitad del pecho.

Luego subió hasta tener únicamente los pies dentro del agua y mirándonos dijo― Vean como me lanzo y muevo los brazos.

Yo no podía dejar de mirar su pene dormido, grueso, colgando. Imaginando como sería despierto.

Eli pareció, leer mis pensamientos y me dijo al oído― Es divino.

Carlos se lanzó, movió sus brazos haciendo quedar su espalda y culito muy visibles sobre el agua. Cuando regresó, pregunto― ¿Pusieron atención?

La siguiente demostración la hizo Alex. El chico de mucho pelo en piernas y brazos también estaba bien poblado en pecho y pelvis. Cuando nos habló no deje de mirar su pene, tan largo como el de Carlos pero más delgado. Este chico es poseedor de unas pelotas muy grandes también muy pobladas de pelos. Se lanzó al agua, y pude ver su culito peludo a flor de agua, y su amplia espalda.

Luego Eli se lanzó golpeando el agua fuertemente, dio dos brazadas y giró poniéndose boca arriba, continuó haciendo plancha. Ambos la aplaudieron.

Me llegó el turno. Subí la escalera y me lancé al agua poniendo las manos juntas por sobre mi cabeza. Intenté mover los brazos pero me hundía.

Carlos gritó― ¡Mueve los pies!

Los moví y se levantaron pero me giré e hice la plancha. Los tres me aplaudieron.

Después una ronda de risas y comentarios llegaron las clases de manera individual. Alex me sostuvo de las manos con las suyas al ras del agua. Mi cabeza también apenas sobre el agua para poder respirar.

Carlos me ordenó mover los pies hacia arriba y abajo rápido hasta que mi cuerpo quedase alineado a la superficie del agua. Y me ayudó a flotar poniendo una mano bajó mi estómago y la otra en mi monte de venus.

Cuando mi culo estuvo sobre el agua dijo― ¡Muy bien, así me gusta! ―y los dedos de su mano se movieron intentando tocar algo más.

Me puse de pie y les di un beso en la mejilla a cada uno, agradeciendo su ayuda y enseñanza. Cuando lo pasó bien, el tiempo transcurre velozmente y disfrutó estar acompañada.

Al dejar de dar el sol sobre nuestras cabezas, Carlos propuso jugar al caballo y la amazona.

― ¿Cómo es el juego? ―pregunté.

Entonces explicó que Alex y él, serían los caballos, nosotras las amazonas. Los caballos se enfrentan chocándose y dando patadas o mordiscos. No pueden usar las manos más que para sujetar a la jineta. Las jinetas montamos sobre los hombros de los caballos los conducimos y alentamos. Caballo que cae o su jineta pierde el juego.

Carlos se agachó junto a la escalera, Eli montó sobre sus hombros y la sostuvo con sus manos aprisionando sus pies junto a su pecho. Elisa se aferró a la cabeza de Carlos para mantenerse firme.

Luego Alex permitió que montase sobre los hombros y tomó mis pies al igual que lo hizo Carlos. Mis tetas prácticamente estaban apoyadas en la cabeza de Alex. Y mi vulva apoyada en su cuello.

Ambos caballos se pusieron de pié para caminar y empujarse de costado. En una pasada, Carlos.me dio un mordisco en mi nalga derecha. Chille, me moví y sentí que mi vagina comenzaba a mojar el cuello de Alex.

Elisa se reía todo el tiempo sin parar. Le pregunté qué le causaba risa pero no me respondió.

En otra pasada, Carlos se volvió tras nosotros y haciendo su lengua en punta, la metió entre mis nalgas. Por la sorpresa levanté mi culo del apoyo, haciendo que mi vulva se pegase más al cuello de Alex. Y me quejé diciendo― ¡Ale, también muérdelos!

Hicimos varias pasadas más. Sentía mi vagina mojada y pegada al cuello de Alex.

Elvira iba distraída riéndose sin advertir que Alex bajó la cabeza y la mordía en el muslo, sobre la rodilla. Ella agitó fuerte su pierna y se desestabilizó. Una patada de mi caballo logro que el de ella se moviera y termino cayendo al agua.

Alex soltó mis pies y levantó sus brazos festejando el triunfo. Luego tomándome por las axilas me elevó sobre su cabeza y me bajo pegada a su cuerpo, rozando su pene erecto desde mi entrepierna por mi cola hasta la mitad de la espalda.

Carlos y Eli juntaron sus labios besándose.

Yo me incline hacia un lado, Alex me tenía sujeta por la cintura, levanté un brazo para llegar a su nuca y cuello embebido de mis fluidos. Lo miré a los ojos y Alex bajo su cabeza para juntar nuestras bocas. Luego frente a frente, nos abrazamos con fuerza. Me paré en puntillas sobre sus pies para alcanzar a sentir su pene en mis labios casi abiertos, pero no fue suficiente. Llevé un brazo hacia abajo y aprisioné su duro miembro entre mis dedos. El me correspondió con dos dedos buscando el clítoris entre mis labios Caminé hacia atrás hasta llegar a la escalera y subí un peldaño. Me aferré a su cuello mientras él acomodaba lo suyo. Hizo pasar la punta de su pene estirando la piel de los labios sin penetrarme.

Carlos y Elisa salieron de la piscina y fueron aminando abrazados rumbo a la casa. Una mano de Carlos siempre apoyada en el culo de mi amiga. Pude ver la tremenda erección de él, antes de que nos diera la espalda.

― Te deseo mucho ―me dijo Alex al quedarnos solos― ¿Quieres hacerlo conmigo?

Lo miré sin decir nada, pero sentía el deseo de que rellenara mi vagina pronto. Caminamos tomados de la mano rumbo a la casa. Lo detuve en el camino para hacerle un pete. Le gustó mucho aunque no me lo había pedido. Alex tenía el pene con la dureza de una roca y la temperatura de una brasa.

Cuanto llegamos a la galería vi una reposera, al llegar me deje caer en ella. Él me miró a los ojos sin decirme nada. Yo me toqué los pechos y me retorcí los pezones. Gemía y me mojaba al estar tan caliente. Alex me tomó en sus brazos y me llevó a la habitación de huéspedes.

Me acostó en una camita. Abrí levemente las piernas y alcé los brazos para alcanzarlo y bajarlo hacia mí. Cerré los ojos oyendo el gemir apagado de mi amiga proveniente de otra habitación. Posiblemente gozando mucho.

Alex bajó su cuerpo sobre mí, sin apretarme mucho y plegando un poco mis piernas. Su herramienta comenzó a abrirme y estirar mi piel, hasta provocarme temblor y sentirlo llegar a fondo golpeando mi cérvix. Haciendo que me provocase una catarata de espasmos contenidos liberando chorros de fluido vaginal. El me acariciaba el ano con un dedo haciendo círculos, mientras se hundía y salía Yo convulsionaba y lloraba, soy así cuando pierdo el control y gozo sin pensar en nada. Alex sacó su miembro de mis entrañas y descargó chorros de semen sobre mis tetas. Yo le acaricié el culito cuando estuvo a mi alcance. A él no le desagrado y a mí me gustó hacerlo.

Me dijo oído― Si te gusta tocarme el culo es porque te agrada que toque el tuyo.

Lo besé sin responder

Me hizo colocar en posición del perrito.

Lamió y chupó mi ano hasta relajarlo mucho y con cuidado, acariciando mi clítoris, dando tiempo a que se relajase el anillo anal, rellenó mi culo con su hermosa herramienta, suave y caliente, entrando y saliendo rítmicamente. Me hizo enloquecer con la fricción del pene duro en mi esfínter.

Llegué al orgasmo una vez más y él pegando sus bolas a mi vagina descargó el segundo polvo dentro de mí, sosteniéndome por las caderas.

Dormimos esa noche en casa de Carlos.

Tenía ganas de relatarles eso, pero no quiero cansarlos, lo dejo para una próxima vez, si Bedri lo permite.

Rober

Otro relato ...

Nota de Bedri: Como siempre, tus relatos son siempre muy bien recibidos.

 




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