Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Historia de Vicki
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Luego que Lili nos hiciera partícipes de sus inicios amorosos con su segundo novio. Me sentí impulsado a dirigirme a Vicki― Relatamos algún encuentro que recuerdes por lo hermoso o especial que hayas tenido ―Dije mirándola a los ojos.

Acomodó las piernas, recogidas sobre el mullido sillón blanco, haciendo que los labios carnosos de su vulva se marcaran en la ajustada bikini. Movió hacia ambos lados la cabeza coronada por su cabellera roja.

Belu, se rio y dijo― Bueno te escuchamos.

Lili se inclinó hacia ella para mirarla.

Entonces Vicki, comenzó diciendo― Cuando termine los estudios secundarios, tenía 18 años recién cumplidos, organizamos con mis compañeras y compañeros una salida grupal a un lugar cercano. Creo que todas teníamos la fantasía de ser tocadas por un varón. Esa salida sería por dos días, incluyendo una noche de campamento.

Nos habíamos organizado de manera tal que dormiríamos las chicas de a dos en cuatro carpas. Y los chicos en total eran siete dormirían en tres carpas.

Esa tarde, en el arbolado camping jugamos varios encuentros de vóley y compartí equipo con Seba. Un chico alto, quizás un poco tímido pero muy útil para este juego. También yo era la de mayor estatura entre las chicas, por lo que fuimos la pareja preferida cómo jugadores junto a la red.

Me sentí cómoda a su lado, su agradable forma de hablar y nos entendíamos en el juego únicamente con mirarnos. Ganamos muchos encuentros juntos y no permitimos separarnos, uno para cada equipo.

Cuando cayó la tarde estábamos sedientos y transpirados por tanto ejercicio. Una buena ducha era lo más deseado por mí en ese momento. Los varones se dirigieron al sector de duchas para hombres y las chicas lo hicimos al nuestro.

Las duchas para mujeres eran dos y debimos ducharnos en cuatro tandas. Ade mi compañera de carpa y yo fuimos las últimas en entrar a los duchadores. Las demás compañeras luego de ducharse regresaron a sus carpas a vestirse.

Estando bajo la lluvia de la ducha disfrutando el agua fresca deslizándose desde mi cabeza a los pies, conversaba con Ade, que estaba bajo la otra regadera, separadas por un panel acrílico no transparente.

Al terminar, fui hacia mis toallas y mi ropa que estaba sobre el banco. En la pequeña ventana alta, que servía para airear el lugar, vi esconderse una cabeza y me apresuré a cubrirme con una toalla. Rápidamente advertí a Ade, que nos espiaban que respondió que no había visto a nadie.

Más tarde cuando ya estábamos vestidas, todas las chicas nos acercamos al fuego que intentaban armar los chicos.

Uno de ellos, llamado Gastón me dijo riéndose― Sebastián te vio desnuda, dijo que tenés unas tetas para morderlas.

No le respondí, mis pechos son medianos, nada especial. Estuvimos cantando y bebiendo alguna cerveza. Haciendo algunos pasos de baile, escuchando música hasta la media noche.

De a dos nos fuimos retirando a nuestras carpas. Luego de mucho bullicio, cuando todo se hizo tranquilizó. Miré hacia afuera y junto a un árbol, estaba Sebastián, en cuclillas. Ade, a mi lado, también lo vio.

Abrí el cierre de la puerta y le pregunté― ¿Te pasa algo?

― No me dejan entrar a dormir ―respondió.

Miré a Ade y le pregunté― ¿Lo dejamos dormir aquí?

Ella me respondió― Sí, pero de tu lado, recuerda que los chicos dijeron que nos estaba espiando.

― Preguntémosle si es verdad ―Sugerí y Ade no respondió

En definitiva, Sebastián se ubicó entre las dos, acostándose vestido y boca arriba.

Yo estaba sin sostén, con una remera larga liviana, a modo de camisón y una tanguita hilo dental.

Ade también estaba vestida para dormir. Con una remera cortita, sin sujetador, y un pantalón corto holgado

Charlamos un rato largo los tres, hasta que nos fuimos callando. Yo miré hacia el costado lateral, dando la espalda a Sebastián que continuó boca arriba. Creo que Ade también le dio la espalda.

Lo noté inquieto, movía los pies y respiraba pesadamente. Olía a limpio y eso me agradaba. Me quedé dormida con la morbosidad de estar junto a su cuerpo. Aunque sentía calor no quise quitarme la remera que hacía de camisón.

Me desperté siendo aún noche, el aire era fresco. Sebastián dormía, mi remera se me había enrollado en la cintura. Dormía de costado y tenía una rodilla apoyada en mis nalgas. Me moví para despertarlo y se puso boca arriba sin despertarse.

Lleve mi mano atrás para acomodar el tanga y la remera. Mis dedos se untaron con algo viscoso en mi cola y olía a semen. No podía dormirme y fingí hacerlo. Hasta que estiré un brazo y lo pase rozando su vientre. Su pene erecto y muy duro detuvo el movimiento de mi brazo cuando lo alcancé con el antebrazo

Él se sorprendió, estaba despierto y muy bajito dijo― Perdóname.

Me pareció tan sincero que sentí el deseo de darle un beso. Le tomé por un brazo llevando su mano a mi pecho y poniéndome de espaldas a él,

Sebastián volvió a voltearse para mí lado. Sentí el calor de su pene como una brasa apoyada en mi culo por sobre la fina tela de la prenda. Con una mano, tímidamente fue subiendo la remera hasta mi cintura.

La gruesa cabeza de su miembro presionaba sobre el hilo dental. Yo estaba muy mojada pero tenía miedo atroz a un embarazo. Estiró la pequeña tira de tela que protegía mi ano y entonces sentí un hierro al rojo empujando en mi puerta de atrás. Era demasiado grande para mí culo virgen pero aún así, acomodé el cuerpo para brindarle mejor postura.

Mi tanga se deslizó por mis piernas con su ayuda. Sus manos acariciaron mis pechos, mi ano y mi vagina mojada y con los labios hinchados...

Cuando alineó su pene y la cabeza separando mis nalgas, me estremecí por el orgasmo que me invadía. Casi grité cuando su miembro, duro y gigante, estaba alineado a mi culito fruncido. Me acariciaba introduciendo una falange del dedo mayor y sacándola .Me vine a chorros y el descargo un río de semen entre mis nalgas apretándome una nalga con su mano y presionando su dedo pulgar en mi ano, apenas un poquito más abierto

Acomodé la remera camisón para cubrirme, estando muy pegoteada y sin tanga, e intenté dormir sin lograrlo

Así permanecí hasta casi el amanecer cuando fui a higienizarme. Entré al solitario baño con el deseo de orinar y quitarme el semen de mi amigo.

Estaba en la ducha, bajo la regadera dejando correr agua tibia sobre mi cuerpo.

Y escuché la voz de Seba muy baja― Vicki ¿puedo pasar?

― Dale ― respondí― ¿Qué quieres? Estoy desnuda.

― Quiero verte así, yo también estoy pegoteado.

Seba ya estaba junto a mí quitándose la musculosa y dejando en el piso su pantalón corto.

Ante mis ojos sorprendidos quedo su miembro grande, grueso con venas azules marcadas coronado con una cabeza purpura tersa y brillante. Ver eso me calentó tanto que me derretía. Una mata de pelos oscuros ocultaba un poco sus bolas redondas, y cargadas de semen. Me sentí muy excitada.

Yo me veía poco sensual con mi vulvita de labios gorditos pero chicos y una línea de pelos rojizos bien cortitos. Sebastián me levantó poniendo sus manos en mi culo. Yo me tomé a su cuello y sujete mis piernas en su cintura. Dio conmigo así tres pasos y apoyando mi espalda en la pared, empujó.

Su verga se abrió paso en mí arrancándome suspiros y un ay cuando me entró llegando al fondo de mi canal vaginal. Era realmente un dotado Seba. Convulsione cuando me llegó el orgasmo y temblé llorando.

Me bajó al piso y girándome, me puso de espaldas a él y eyaculó sobre mis nalgas. Nos lavamos y vestimos rápidamente. Todos dormían aún.

Nos prometimos no hablar nunca de lo ocurrido. Él lo cumplió. Hoy les cuento por qué ya ha pasado mucho tiempo y ya no nos vemos. Ni veo a nadie de aquel grupo de estudiantes

Gracias Vicki.

Rober.

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.