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Chufa

¿Qué es la chufa?

La especie Cyperus esculentus, llamada comúnmente juncia avellanada, es una planta herbácea que produce el tubérculo comestible conocido como chufa.

La Cyperus esculentus es una planta vivaz, que alcanza unos 40 a 50 centímetros de alto y que posee un sistema radicular rizomático, en el que se forman eventualmente las chufas, con hojas basales y enteras.

La planta requiere de suelos arenosos y un clima templado; como tal, el clima mediterráneo de Valencia es particularmente propicio para su cultivo. Las chufas son plantadas entre los meses de abril y mayo, e irrigadas semanalmente hasta su recolecta, en los meses de noviembre y diciembre. Las flores, de tamaño irregular, son verdosas o amarillentas y nacen de tallos terminados en espiguillas.

También podemos encontrar chufas en el oeste de África, de donde probablemente son originarias.

La chufa requiere tierra suelta y arenosa para su cultivo y temperaturas suaves siendo la población de Alboraya, Valencia (España) uno de los lugares donde se dan las mejores condiciones para su cultivo. La bebida u horchata de chufa bien fría es muy típica en España durante los meses de verano.

Los municipios donde se dedica mayor superficie a su cultivo son Alboraia, Almàssera, València (Benimaclet, Borbotó, Carpesa, Poble Nou) y Tavernes Blanques, y menor superficie, Alfara del Patriarca, Bonrepós i Mmirambell, Albalat dels Sorells, Godella, Meliana y Vinalesa, siendo anecdótica su producción en otros térmicos municipales de la misma comarca o en I'Horta Sud.

En España además, se están cultivando chufas en otras zonas con mejores condiciones que permiten el control de consumo de agua.

La chufa se utiliza principalmente para la elaboración de un refresco de color crema y aspecto lechoso, de sabor agradable y aroma típico llamado horchata (del latín ordeum).

Clasificación científica

Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Liliopsida
Orden: Cyperales
Familia: Cyperaceae
Género: Cyperus
Nombre binomial
Cyperus esculentus
Linneo, 1753

Características de la planta

La chufa (Cyperus esculentus, L. familia Cyperáceas) es una planta vivaz de hojas en roseta, paralelinervias, opuestas, envolventes, de 40-50 centímetros de longitud y ásperas al tacto y de color verde oscuro, brillante en el haz y mate en el envés. El tallo presenta sección triangular, macizo, liso y sin nudos.

Las flores son aclamídeas, de tamaño pequeño (6-12mm) y muy rudimentarias. Se agrupan en espigas de color dorado rojizo. Normalmente varias espigas se articulan en un mismo punto. La fructificación es en aquenio, aunque ésta normalmente no se produce en la Comunidad Valenciana por falta de temperaturas suficientemente altas.

Posee un sistema radicular rizomático del que parten raicillas en cuyos extremos se forman los tubérculos (chufas) por los que se cultiva. Éstos son más o menos redondeados, poseen una serie de anillos transversales y están provistos de hojitas escamiformes o catáfilos. Los tubérculos pueden ser redondeados o alargados, algo comprimidos por un costado y ligeramente arqueados, más anchos por uno de sus extremos (de 10-25 mm de longitud y de 8-10 mm de anchura). La piel presenta un color marrón que puede llegar a ser más oscuro si la recolección se realiza muy tardíamente o si el suelo es de color muy oscuro, también a medida que el tubérculo se seca y se alarga su almacenamiento, oscurece su color externo. La pulpa del tubérculo es de color amarillento cuando está seco y blanco lechoso cundo se pone varias horas en maceración. El peso medio de los tubérculos es aproximadamente 0'4gr. La comestibilidad y sabor característicos del tubérculo se adquieren después de secado, cuando parte del almidón se ha transformado en azúcar.

Historia

El fruto seco que se llama chufa tiene su origen en el antiguo Egipto. Es una de las primeras cosechas domesticadas por los hombres. De hecho, los arqueólogos encontraban jarrones de chufa en las tumbas de los faraones. La chufa era muy usada en tierra de Egipto y Sudan. Los árabes fueron quienes introdujeron este tubérculo en España durante la Edad Media.

La chufa se cultiva exclusivamente en Valencia, en la comarca de I'Horta Nord, donde presenta una larga tradición.

Cultivo

Antes de comenzar con la plantación, se realizan una serie de labores preparatorias del terreno, con el fin de que éste quede esponjoso, muy suelto y bien nivelado. Así pues, la maquinaria a utilizar debe ser de poco peso para evitar problemas de compactación del suelo. Se emplean tractores que oscilan entre 25-70 CV.

La chufa se planta entre los meses de abril y mayo, fecha que viene condicionada por el cultivo anterior. Se realiza de manera mecánica, Sembrándose en caballones, los cuales tienen una altura de 20 cm y una separación de 60 cm. La profundidad de siembra oscila entre los 6-8 cm cuando el campo está en sazón.

La densidad de siembra es un aspecto del cultivo importante, pues el rendimiento y la calidad del tubérculo dependen en buena parte de ello. Aún así, existe una densidad óptima, que no debe sobrepasarse, ya que entonces el tubérculo queda pequeño y las plantas se ahilan encamándose prematuramente. Esta densidad óptima es aproximadamente 120 a 135 Kg por Ha.

Consideraciones de cultivo

Los criterios que deben considerarse en el momento de plantear una rotación de cultivos, considerando entre ellos a la chufa, son:

  • La chufa se cultiva habitualmente como segunda cosecha, tras de otra hortaliza. Aquellos cultivos que permitan adelantar la fecha de siembra de la chufa serán muy adecuados, ya que después de ellos dará un mayor rendimiento (col, lechuga, escarola, etc). La alternativa más frecuente sitúa la chufa detrás de la patata temprana. Aunque en los últimos años, con la aparición de variedades híbridas de cebolla de ciclo más corto, se han convertido con frecuencia en el cultivo precedente.

  • Son cultivos adecuados para la chufa aquellos que dejan el suelo limpio de malas hierbas, ya que éstas compiten mucho con la chufa en los primeros estadios vegetativos (Ej.: alcachofa, cacahuete...). El problema se resuelve con la aplicación de herbicidas.

Inconvenientes del cultivo de la chufa.

Presenta problemas en el cultivo siguiente porque los tubérculos se quedan en el suelo al realizarse la recolección y rebrotan posteriormente.

  • Es un cultivo esquilmante, pues agota las reservas fertilizantes del suelo y en especial de materia orgánica.

  • La planta presenta un abundante sistema radicular muy superficial que compite normalmente con cualquier especie hortícola.

Inconvenientes de la repetición del cultivo.

  • Presente fuertes ataques de Bactra lanceslana (barrenador) que parasita casi exclusivamente al género "Cyperus".

  • Disminución de rendimiento y tamaño del tubérculo, amarillamiento de la vegetación y aparición de floraciones anticipadas fuera de la época normal de floración.

Clima

Dentro de las exigencias ambientales, las climáticas no son tan limitantes para el cultivo como las edáficas, ya que, en general, en climas cálidos, con temperaturas medias elevadas (13 a 25º C) y un período de 4-5 meses libres de heladas, la planta puede completar su ciclo vegetativo sin el menor problema.

La temperatura mínima para la brotación del tubérculo está alrededor de los 12º C, que en nuestra zona se dan a partir de los meses de marzo-abril.

La aparición del espigón floral detiene el crecimiento, y ocurre cuando el fotoperíodo es de 12-14 horas de iluminación, con temperaturas máximas superiores a 28º C. Por ello, cuando más largo sea el plazo transcurrido entre la plantación y la floración, mayor será el ahijado y el rendimiento potencial del cultivo. Por tanto, los climas extremos en los que la planta florece precozmente no son adecuados; en cambio, las zonas bien soleadas próximas al mar, que actúa como un regulador de la temperatura, son las más propicias. Este microclima sin grandes oscilaciones de temperatura retrasa también la aparición del agostado y favorece el engorde de los tubérculos.

Las necesidades de agua son muy elevadas y el crecimiento se ve favorecido por una humedad ambiental alta.

En climas cálidos, como es el valenciano, con temperaturas medias elevadas, alta humedad relativa ambiental y un periodo de 4-5 meses libres de heladas, la planta puede completar su ciclo vegetativo sin el menor problema.

En Valencia la humedad ambiental la proporciona la proximidad al mar, ya que no la pluviometría de la zona, que es muy baja, del orden de los 420 mm anuales. La humedad del suelo se consigue mediante riegos continuados y abundantes, unos 600-700 m3/Ha y semana.

Las mayores necesidades hídricas se producen (como es lógico) en los meses de julio y agosto, que son a su vez los de menor pluviometría (8-22 mm) y temperaturas más altas (24-25º C)

Las lluvias intensas y los vientos fuertes son perjudiciales al cultivo en el periodo de plena vegetación, ya que favorecen el encarnado precoz.

Las lluvias de octubre y noviembre no perjudican a la calidad, pues al tratarse, como después veremos, de suelos arenosos muy permeables, sólo ocasiona un retraso en la fecha de recolección.

Edafología

El cultivo de la chufa sólo puede realizarse en suelos de unas características especiales, si se pretende obtener una producción de calidad.

Los suelos adecuados para el cultivo de la chufa han de ser sueltos, pues la recolección ha de realizarse tamizando un espesor de suelo de 15-20 cm de profundidad donde se encuentra el tubérculo y si se tamiza en suelos fuertes, el tubérculo sale bastante sucio de tierra, lo que encarece notablemente el lavado. Además, en los suelos sueltos, franco-arenosos, es donde la chufa adquiere una mayor calidad, sabor más dulce e intenso, piel más fina, ausencia de raíces que la deprecien (chufa peluda) y tamaño más grande y uniforme.

En los suelos arcillosos, auque algunos tubérculos puedan alcanzar inclusive mayor calibre que en los suelos arenosos, su tamaño medio es inferior. Además, presentan mayor cantidad de raíces, su piel es más basta y son menos sabrosos. Pero el principal problema de los suelos arcillosos se presenta en la recolección, ya que se forman terrones o pellas dentro de las cuales pueden haber chufas. En estas circunstancias el transporte se encarece tanto, por tener que transportar un volumen de suelo 3 ó 4 veces mayor, como en la operación de lavado, para separar la chufa de la tierra.

En suelos totalmente arenosos, auque son pobres y retienen poco la humedad, también se pueden cultivar chufas. Sin embargo, la arena debe ser de grano fino, libre de salinidad y bien oreada.

De todo lo expuesto anteriormente se deduce que los suelos han de tener una textura especial para poder dedicarnos a este cultivo. Cuando no ocurre esto el rendimiento agrícola desciende notablemente y la calidad de los tubérculos también, presentando tejidos suberificados ("corcho") que disminuyen rendimientos en la elaboración de la horchata, y no dan el sabor dulce y específico de esta bebida.

Otros caracteres que deben reunir los suelos son los siguientes: tener un buen drenaje, nivelación, limpios de restos vegetales y piedras abundantes en materia orgánica y no salinos.

Variedades

En el cultivo de la chufa, los agricultores clasifican a los tubérculos en función de su forma, distinguiendo el tipo "Ametlla" (de forma aproximadamente esférica), presentando una anchura mayor que su longitud, y los del tipo "Llargueta" presentan una longitud mayor que su anchura.

Puede afirmarse que en las poblaciones valencianas de chufa a la hora de sembrar van encaminadas hacia el tipo "Ametlla".

Sembrando tubérculos del tipo "Ametlla" los resultados en la recolección son bastante impredecibles, ya que se obtienen tanto de un tipo como del otro. En cuanto a las características que debe reunir una variedad de chufas, son las siguientes:

  • Aumento del rendimiento agrícola.

  • Ausencia de flores anticipadas.

  • Resistencia al encamado.

  • Resistencia a plagas y enfermedades.

  • Uniformidad de tamaños.

  • Buen almacenamiento y facilidad en el secado.

Fertilización

La chufa es un cultivo esquilmante para el terreno, y por ello debe mantenerse su fertilidad mediante el abonado. El suelo franco-arenoso en que se desarrolla el cultivo y la gran cantidad de riegos que se practican producen una lixiviación intensa de los elementos fertilizantes, en especial del nitrógeno. Además, la planta extrae en cada cosecha cantidades importantes de nitrógeno, fósforo y potasio que deben ser restituidos si no queremos empobrecer el suelo paulatinamente y obtener tubérculos malformados o desarrollos vegetativos de la planta realmente pobres.

Por todo ello, es necesario realizar un abonado suficiente y de forma adecuada a las necesidades de la planta.

Las aplicaciones de abonos orgánicos, sobre todo procedentes de estiércol de vacuno o cerdo con cama de arena, son muy necesarias en este cultivo.

El peligro del encamado precoz de la planta reduce las posibilidades de realizar un abono mineral intenso, sobre todo nitrogenado.

El cultivo precedente al de la chufa condiciona el abonado aconsejable, que debe ser menos cuantioso cuando sucede a la patata temprana, pues este cultivo es fertilizado intensamente.

Riego

El cultivo de la chufa necesita un aporte hídrico elevado a lo largo de todo el ciclo que sólo se puede suministrar con el riego.

Una humedad suficiente del suelo estimula la tuberización, favorece el enraizamiento y la formación de bulbos basales y rizomas.

Es conveniente resaltar que en una Ha de terreno y en un espesor de 20-30 cm de suelo se encuentran unas 300-400.000 plantas que dan lugar a 20-30 millones de tubérculos, lo que requiere una humedad continuada y suficiente en el terreno.

La humedad del terreno debe ser en todo momento la controlada para el mejor desarrollo del cultivo, pues las plantas manifiestan desórdenes vegetativos tanto por falta como por exceso de humedad en el suelo.

La falta de humedad se detecta en la planta por la coloración oscura de las hojas, poca altura del tallo, insuficiente enraizamiento y hojas demasiado acogolladas sin desplegarse, llegando a necrosarse las puntas.

Por contra, el exceso de humedad se manifiesta por una clorosis y encamado precoz, podredumbre de hojas y cuello de la planta y formación de tubérculos de tipo más alargado.

En el ciclo vegetativo de la chufa existen unas épocas en las que el aporte hídrico debe ser perfectamente regulado por el riego. Una de ellas es los primeros momentos del ciclo vegetativo de la planta; así, el primer riego de cultivo, en las siembras de sazón, debe darse cuando la planta tenga como mínimo 15-20 cm de altura, o sea, unas 10-12 hojas (la planta alcanza este desarrollo a los 25-30 días de la plantación). Si se realiza antes, el suelo se compacta, la planta amarillea y enraíza mal. En cambio, si se retrasa, el crecimiento se atenúa, aunque no se perjudica el desarrollo posterior de las plantas. Los últimos riegos conviene retrasarlos hasta que la planta haya agostado el follaje, debiendo ser abundantes para favorecer el engorde del tubérculo. Si se produce un encamado precoz del cultivo (julio), conviene espaciar los riegos hasta 20-30 días incluso para conseguir que se refuercen los tallos y ofrezcan una mayor resistencia al vuelco.

Por el tipo de suelos de su zona de cultivo (franco-arenosos), la chufa exige un riego continuo, con turnos muy cortos para mantener la sazón.

Las fases vegetativas en que las plantas precisan de mayores aportes hídricos son: durante el ahijamiento (junio-julio) y en la tuberización (septiembre).

La chufa requiere una humedad continuada en el terreno desde junio hasta septiembre, o sea, a lo largo de todo su período de vegetación activa, con un período punta durante los meses de julio y agosto.

Los turnos de riego más recomendables pueden concretarse de la siguinte forma:

  • Junio: cada 10 días.
  • Julio-agosto: cada 8 días.
  • 1 de septiembre-15 de octubre: cada 10-12 días.

El tipo y época de plantación, fisiología de la planta, condiciones climatológicas, etc., modifican estos turnos, y en la práctica el número total de riegos que se realizan al cultivo puede estimarse en 14 para las plantaciones con suelo seco y 11 en las del terreno de sazón, según el siguiente cuadro:

Número de riegos en el cultivo de la chufa
Meses Plantación en seco Plantación de sazón
Mayo 1 riego no se riega
Junio 2 riegos 1 riego
Julio 4 riegos 3 riegos
Agosto 4 riegos 4 riegos
Septiembre 3 riegos 4 riegos
TOTAL 14 riegos 11 riegos

El riego tradicional de cultivo es el de "inundación por surcos" en que se abren las compuertas de la acequia de riego y el agua circula lentamente por los surcos hasta que llega al final de la parcela, momento en que se cierra la compuerta. De esta forma se consigue que el agua alcance como máximo la mitad de la altura del caballón, con lo que el resto del mismo queda mojado por capilaridad.

El volumen de agua necesario para el riego del cultivo puede estimarse en 500-700 metros cúbicos por hectárea y riego.

Los riegos de junio-julio se realizan con los caudales más pequeños. A partir del agostado de las plantas (5-10 agosto) se utilizan mayores caudales, pues el encamado dificulta la circulación del agua.

El riego debe darse muy lentamente para que el suelo se empape bien y no se produzca roturas de los caballones. El nivel del agua no debe sobrepasar la mitad de la altura del caballón, para evitar problemas de pudriciones de tubérculos.

Al final del cultivo, cuando la planta se encama, inevitablemente se producen algunos desbordamientos de agua y compactaciones del suelo que deben evitarse en la medida de lo posible, con un cuidadoso manejo de los caudales de riego.

Para conseguir una perfecta distribución del agua es necesario una buena nivelación del suelo, con pendientes del 1-2% para que el agua no se embalse en la parte final del surco, ya que con ello se originaría podredumbres anticipadas en el cuello de las plantas y su encamado.

Para eliminar el exceso de agua que se acumula en la parte de la parcela es necesario construir una desagüe superficial. Cada 20-30 caballones de plantación se cierran con otro caballón circundante que recoge el agua de todos ellos y la conduce a un punto de nivel más bajo en el que se coloca un tubo recolector por el que drenará el agua sobrante y evitará la acumulación de humedades.

Plagas

Al ser la chufa una planta rústica, son pocos los problemas fitosanitarios que se presentan durante su cultivo. Las principales plagas y enfermedades que la afectan en la comarca de l'Horta Nord son las siguientes:

Barrenador (Bactra lanceslana).

El barrenador (Bactra lanceslana) es un lepidóptero (mariposa). La hembra durante el mes de mayo inicia las puestas, la eclosión de los huevos se produce en 6-10 días, penetrando a continuación las larvas en el interior de la planta. Se alimentan del tallo, durante 15-220 días, y crisalidan en su interior. Después de este estadio emerge el adulto al exterior. Presenta de 3 a 5 generaciones al año. En la fase de mayor ahijamiento y formación de brotes (mayo-junio) es cuando los ataques revisten mayor gravedad, pudiendo dañar a gran parte de la plantación. Cuando los ataques se producen hacia final del ciclo vegetativo con los tubérculos ya formados, el daño es menor.

os tratamientos, como en todas las plagas cuyo ciclo biológico se cumple parcialmente en el interior de las plantas, deben hacerse siguiendo pautas muy concretas de época y producto.

El barrenador solamente es sensible a tratamiento durante el período que media entre la eclosión de los huevos y en el momento de su penetración en el nervio central de la hoja.

La chufa plantada precozmente es menos atacada por el insecto, ya que cuando se produce el ataque la planta está ya desarrollada y el insecto tiene preferencia por la planta tierna.

La plantación poco densa, donde la planta crece más vigorosa, es menos sensible a los ataques del barrenador al igual que las plantas espigadas con el tallo endurecido.

Orugas de las hojas (Mythimna unipuncta)

La oruga de las hojas (Mythimna unipuncta) es un lepidóptero que aparece a mediados de mayo en forma de mariposa, pone huevos en el envés de las hojas; las larvas que nacen de éstos roen las hojas.

Los daños pueden comenzar en verano y prolongarse hasta el otoño.

Si se trata de ataque de orugas muy desarrolladas es más adecuado utilizar cebos envenenados.

Pulgones (Alphis sp)

Las diferentes especies de pulgones que se presentan en las hortalizas pueden atacar ocasionalmente a la chufa.

En general, el ataque no reviste importancia, ya que sólo se presentan en los primeros estadios vegetativos de la planta, cuando éstas son muy tiernas y con poca intensidad. Se controlan normalmente con los tratamientos plaguicidas que se realizan contra el barrenador. En caso de necesidad pueden aplicarse los aficidas sistémicos habituales, solos o asociados a los productos que se utilizan para el control del barrenador.

Usos

Una vez recolectadas, las chufas son lavadas y secadas para su conservación, encontrándoselas a la venta estando ya secas. Su uso más apreciado es para la elaboración de la horchata. También es empleado como cebo para atraer presas de caza como ciervos y especialmente pavos.

Al haberse encontrado restos en vasijas del Antiguo Egipto, se sabe que este tubérculo tiene una historia de cultivo de al menos 4000 años, siendo una de las primeras plantas explotadas en la agricultura. Las chufas fueron introducidas en España por los árabes durante el tiempo en que ocuparon territorios en la península.

Debido a que las chufas contienen un 20-36% de aceite, el C. esculentus es un cultivo potencial para la producción de biodiésel.

Cosechado y procesado

Recolección

En la fase de recolección , se utiliza como instrumento la cosechadora que consta de una barra de corte de la anchura de dos o tres caballones. Va cortando la tierra que es desmenuzada por una fresadora de varillas y la deposita en un bombo cribador que separa la tierra de la chufa, estas salen por su parte trasera, acompañadas de restos de la planta, piedrecitas, etc. Estas son transportadas mediante una cinta a la tolva del tractor.

Para poder llevar a cabo la recolección, la planta debe estar completamente agostada y seca, por lo que la recolección se llevará a cabo en los meses de noviembre a enero.

Posteriormente se produce el quemado totalmente controlado de la parte aérea de la planta y tras ella, se efectúa una limpieza de las cenizas y restos.

Lavado

Una vez finalizado el proceso de recolección, se realiza el lavado de la cosecha. En esta operación, las chufas pierden sus raíces, se limpia su piel y se eliminan aquellos tubérculos "fallados". Las chufas procedentes del campo son depositadas en una era del lavadero. La cosecha pasará por tres bombos donde se separa la tierra del resto de material y se elimina el pelo de la chufa. Una ducha las va mojando, pasando después por unas canaletas donde hay diferentes salidas de agua y aquí se separa grava y chufas.

Secado

Una vez limpias las chufas deben perder humedad mediante el secado. Durante este proceso, la humedad desciende del 50% hasta el 11%. Este proceso, cuya duración suele ser de 3 meses, se realiza en "cambras" de secado, de manera lenta y cuidadosa, con el fin de conseguir que la chufa adquiera las características que le son propias. Durante esta operación se remueven continuamente los tubérculos, para que el secado sea uniforme. Se realizan dos removidos diarios, disminuyendo la frecuencia de estos según vayan perdiendo la humedad.

Limpieza y clasificación

Una vez secas, se procede a su limpieza y clasificación, con el fin de separar la chufa de impurezas, chufas falladas o de pequeño tamaño. Estos restos constituyen el destrío. Posteriormente se realiza una ultima selección manual complementaria. Llegado este momento, las chufas se ponen en sacos, quedando listas para la elaboración de la horchata.

Consejo Regulador de la Chufa de Valencia

Las costumbres y tradiciones de toda índole, incluso la alimentación, son valores que se transmiten de generación en generación y constituyen la cultura de un pueblo. Es por ello, que la Consellería de Agricultura y Medio Ambiente con la Orden del 25 de septiembre de 1995, aprobó el Reglamento de la D.O. Chufa de Valencia y su Consejo Regulador.

En el Consejo, velamos por la calidad de la chufa, en todas las fases: plantación, lavado, secado y selección. Asimismo, el consumidor tiene la garantía de que en los establecimientos y en los envases de horchata que lleven el logotipo del Consejo Regulador, la horchata ha sido elaborada con autentica Chufa de Valencia y que cumple los parámetros de calidad exigidos.

Una denominación de origen es una garantía de calidad y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Chufa de Valencia responde por ella.


Documentación

http://www.botanical-online.com
http://www.chufadevalencia.org
http://www.infoagro.com
http://es.wikipedia.org/
http://www.xmission.com/