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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Sexo en la playa
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Mi esposa me convenció para huir del frío invierno del Norte y pasar unos días en las Islas Canarias, donde poder disfrutar de un clima cálido y agradable, con días soleados y playas de arena.

Acepté con gusto; pero entonces mi esposa me dijo que había elegido este destino para nosotros, porque su amiga Helena le había contado algo. Podríamos encontrar con seguridad algo de acción tipo dogging en la playa cerca del resort donde nos alojaríamos. Otros amigos le habían confirmado a mi esposa que era verdad; la mayoría podían ser gays, pero también podíamos encontrar algo de acción heterosexual.

Pasamos el primer día en el centro turístico que era realmente maravilloso y muy cómodo. Disfrutamos de la playa, de la sauna del hotel y de una buena comida para la cena. Luego pasamos parte de la noche follando como conejos.

El segundo día, desayunamos tarde y después del mediodía alquilamos un coche para ir hasta aquella playa. Llegamos allí y fuimos directamente a la zona nudista entre las dunas. Aunque en España no hay playas nudistas como tales puesto que no está prohibido desnudarse para tomar el sol.

Había algunas parejas alrededor pero la mayoría eran parejas de hombres. Mi esposa dijo que no le importaba, ya que buscaba hombres para follar. Pero parecía un poco decepcionada, ya que esperaba ver a algunas parejas follando por allí para ver la reacción, así como ser observada en caso de que pudiera encontrar un hombre allí para ella.

Encontramos un lugar tranquilo y apartado. Yo era plenamente consciente de que era la primera vez que mi esposa haría aquello. Ella bromeó diciendo que era la única perra casada en su círculo de amigas que nunca había experimentado el dogging. Me sorprendió saber que su zorra amiga Helena había sido follada en aquella misma playa.

Mi esposa extendió una gran toalla en la caliente arena y se puso de rodillas. La abracé y empecé a follarla al estilo de perrito.

Por suerte para nosotros, algunos hombres habían llegado justo a tiempo y mientras me follaba a mi esposa vi que un tipo solitario que nos miraba y se masturbaba intensamente. Le hice señas para que viniera y se acercó mientras yo seguía follando el caliente coño de mi ardiente esposa.

El hombre finalmente se acercó a nosotros y le pregunté a mi esposa si quería que se la follara y ella sonrió mientras decía que sí. Me retiré y le ofrecí al otro ocupar mi lugar pero dijo que no quería follarse a mi esposa.

Fue una lástima; pero de todos modos, el hombre se acercó a mi esposa y empezó a tocarle el mojado coño hasta que la hizo correrse. Se había estado masturbando al mismo tiempo, así que segundos después eyaculó a la arena pero no sobre el cuerpo de mi esposa.

Ese hombre se fue y decidimos probar en un nuevo lugar. Lo encontramos, extendimos la enorme toalla de playa y empecé a follarme a mi esposa otra vez.

Dos jóvenes se acercaron, dejé de tirarme a mi esposa y me retiré, para que los chicos pudieran ver el bonito hueco de su coño dilatado. Ella estaba de rodillas con su coño dirigido directamente a aquellos desconocidos jóvenes.

El primer chico extendió la mano y le tocó un poco su resbaladizo coño. Ella respondió bien, temblando con su cuerpo tonificado. Entonces le ofrecí al chico que se follara a mi esposa. Se arrodilló detrás de ella y la agarró por las caderas metiendo su dura polla dentro de su ansioso coño. Se la folló rápido; pero también se corrió rápidamente. Fue una pena, ya que mi esposa parecía estar decepcionada.

El segundo chico tenía una polla enorme y se puso tieso cuando se acercó a mi esposa. Ella le pidió que se tumbara en la arena, para que ella pudiera cabalgarlo y controlar movimiento y el ritmo por sí misma. Mi esposa bajó su coño sobre la monstruosa polla pero ella fue capaz de meterse sólo la mitad dentro del vientre. Se movió hacia adelante y hacia atrás hasta que se corrió. Entonces el chico la agarró por la cintura y empujó con fuerza las caderas hacia arriba, haciendo que mi esposa gritara de dolor. Insistió un par de veces empujando el cuerpo de ella hacia su polla y luego explotó dentro de su completamente estirado coño.

Cuando estos chicos se fueron otro grupo de cuatro jóvenes se acercó. Pero se mantuvieron algo alejados masturbándose mientras miraban fijamente a mi esposa acariciándose follado el coño bien lleno de esperma.

Después de eso, volvimos al hotel y mi esposase dio una ducha caliente y volvió a la habitación. Entró desnuda, ronroneando como un gatito. Mi nena se inclinó frente a mí diciéndome que le dolía el coño, pero que su culo no había sido follado todavía.

Esposo confiado

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