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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Noche con negros
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¡Oh sí...! sola en casa otra vez; pero esta vez es porque mi esposo estará cuidando a un amigo en el hospital durante toda la noche.

Además, mi novia Camila me propuso ir a bailar. Me prometió que lo pasaríamos de maravilla. Realmente lo necesitaba, toda una noche para mí, después de una semana muy dura en la oficina. El único detalle que Camila no mencionó, fue que iríamos a un lugar donde la mayoría de los clientes son hombres negros.

Yo había decidido usar una mini falda muy sexy con una blusa de satén; sin sujetador; y sólo una tanga negra muy pequeña y un buen par de zapatos con tacones de aguja. Cuando me vio, Camila se me echó encima, diciendo que soy una verdadera puta callejera. Y ella tenía razón; mi pequeña falda era muy corta y además tenía una abertura en un lado.

Cuando llegamos al club Camila me dijo que los hombres de allí estaban disponibles y que si tenía suerte, encontraría uno a mi gusto para esta noche. Un amoroso hombre negro me había follado hacía dos meses y yo estaba dispuesta a tener otra polla negra, enorme y dura, en mi caliente coño.

El sitio estaba lleno de gente, con algunas parejas bailando. La música era muy buena y estaba alta. Fuimos a la barra y tomamos una copa. Me sentía muy bien allí y también un poco mojada, pensando en lo que podría pasar. Un rato después, un enorme hombre negro se acercó y me invitó a bailar.

Era bastante alto y con una gran sonrisa; acepté su oferta y me dejé llevar a la pista de baile. Durante la primera canción lenta, me abrazó con fuerza y puso sus manos sobre mis nalgas, tirando de mí hacia él. Podía notar su polla creciendo contra mi caliente entrepierna y yo me sentía lista para que me llevara a algún lugar en ese momento, pero en lugar de eso me llevó a su mesa y me presentó a sus amigos. Me senté entre ellos, cerca de mi nuevo amigo Berti. Me pidió otra bebida y después de varias margaritas ya me estaba empezando a poner borracha.

Berti me sonrió y puso una mano en mi rodilla. Empezó a frotarme la pierna y yo separé los muslos para que pudiera hacer lo que quisiera. Entonces su mano se acercó a mi pequeña tanga y empezó a frotar los labios de mi coñito a través del fino material.

Tomó mi mano y la puso en su pene endurecido. Empecé a restregárselo por encima de los pantalones y noté cómo estaba creciendo aún más. Berti me preguntó si podría sacarla, si quería hacerlo.

Le abrí el cinturón y la cremallera, le saqué la polla y lentamente le hice una paja. Ya tenía pre semen en la punta y me unté un poco en el dedo y me lo puse en la boca.

Me noté mojada allí abajo, mientras sus dedos traviesos acariciaban toda mi vulva. Estaba tan caliente que casi me caigo de mi silla. De repente, Berti me empujó hacia él y me hizo arrodillarme debajo de la mesa. Allí tomé la cabeza de su polla con mi boca y lentamente empecé a chupársela. Me chupé la cabeza mientras acariciaba toda su enorme longitud. Su polla comenzó a hincharse y de repente me llenó la boca con su semen. Me lo he tragué todo.

Uno de sus amigos ya tenía su polla lista para mí. Tomé de nuevo la polla en mi boca y comencé a chuparla mientras acariciaba otra enorme y larga caña dura. Este segundo hombre vino rápidamente en mi boca, pero yo aún tenía sed de semen; así que me pasé al tercer hombre y de nuevo tenía otra buena cantidad de semen caliente llenándome la boca.

Me senté en mi silla y les dije que necesitaba que me jodieran y que todo lo que necesitaba saber era quién sería el primero. Todos sonrieron y Berti dijo que él había sido el primero en mi boca así que, él sería el primero en mi coño. Me arrastró al baño de hombres. Tan pronto como cerró la puerta, me arrancó la pequeña tanga. Luego me llamó puta casada blanca y me dijo que me disfrutaría por ser follada por su enorme polla negra.

Berti fue grosero, me hizo girar y me agarró de la cintura, haciéndome agacharme. Entonces noté el grueso hongo de la cabeza de su polla tratando de entrar en mi coño mojado. Grité de dolor al notarlo. El muy bastardo cubrió mi boca con su mano, diciendo que las perras blancas no deberían llorar ya que disfrutan de las pollas negras en sus coños de putas. Bombeó en el coño muy fuerte y finalmente vino dentro de mí. Sentí mi coño follado muy dolorido y ardiendo de dolor. Berti sonrió y se vistió y salió pero pronto uno de sus amigos ocupó su lugar.

Este segundo hombre también me metió su dura polla negra por detrás. Me cogió con largos golpes lentos; así que mi pobre coñito se relajó un poco y pude disfrutar de su duro pene. Me hizo correrme dos veces antes de llenar mi dolorida vagina con su caliente semen. Luego se fue diciéndome que el tercer tipo que tomara su turno adoraba a los culos blancos.

Tan pronto como salió, noté otro par de manos fuertes agarrando mis caderas. Me preparé; sabiendo que una enorme polla negra me destrozaría el culo. Pero entonces noté que este tercer pene enorme se deslizaba profundamente en mi coño dilatado. El hombre se inclinó sobre mí y me susurró al oído que esta noche estaba de humor para disfrutar de un buen coño húmedo. Y disfrutó mucho del mío, mucho, mucho y muy bien. Me la metió toda dentro del coño y me folló, luego se fue.

Cuando volví a la mesa, no pude encontrarles pero una de las camareras me dijo que unos hombres negros le habían dicho que me esperaban en el estacionamiento.

Me tambaleé sobre mis débiles piernas, notando que el semen fresco corría por mis muslos. Salí y me dirigí al estacionamiento...

Ana y Víctor

Otro relato ...




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