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La Página de Bedri
Miel
Enfermedades y plagas de las abejas

Las abejas, por las particularidades de su vida, padecen la agresión tanto de virus, como de bacterias y hongos así como el parasitismo y ataques de otros insectos. Al ser la apicultura una actividad de indudable interés económico y con milenios de práctica, estas agresiones son conocidas y se ha dispuesto de remedios para ello.

Virosis de las abejas

Virús de la cría sacciforme.

Afecta principalmente a las larvas de obreras y zánganos. Está poco estudiado pero la incidencia de esta es menor. El agente causal es un virus ARN (Morator aetatulae), con 20 - 60 micras de diámetro.

Se reproduce sobre las larvas jóvenes de obreras y zánganos por alimentación. El virus en el tubo digestivo pasa al interior del cuerpo, provocando un desajuste hormonal, melanización e impidiendo que lleguen a pupas. Se presenta un saco formado por una cutícula transparente. el resto de la cría se mantienen dentro de la larva. Continúa la desecación y la larva queda como una góndola cuando se deseca totalmente en la celdilla.

En la actualidad no existe tratamiento específico contra las enfermedades víricas de las abejas. Es necesario acudir a la profilaxis.

Bacteriosis de las abejas

Loque europea

El agente causal es Melissococus (Streptococus) pluton. Forman quistes en época resistente. Afecta en las larvas y penetra en ellos con el alimento dentro del tubo digestivo. La larva ingiere el alimento contaminado por la bacteria. Debido a las condiciones de pH del tubo digestivo se produce la multiplicación. Estas entran en el interior de las larvas produciendo una infección generalizada, causándole la muerte.

La bacteria se multiplica y dispersa por acción de las obreras limpiadoras al limpiar la celdilla y eliminar los restos. La bacteria se introduce en las limpiadoras y lo transmiten a las distintas abejas hasta que llega a la nodriza por trofalaxia. Son portadores asintomáticos los adultos.

Se transmiten a las demás colonias de varias formas:

  • Natural
  • Deriva: una abeja entra por equivocación en otra colmena
  • Pillaje: una abeja entra a otra colmena a robar las reservas, que están infectadas.
  • Artificial: inadecuado manejo apícola por cuadros o panales infectados por la bacteria.

Perdura de un año a otro.

Los síntomas que presenta una colonia infectada por loque europea se resumen en un olor agrio o pútrido, aparece la cría salteada (alveólos con cría y otras vacías) y las larvas aparecen al principio de forma normal que no es filante (no se forma un hilo al introducir un palillo).

En el control de loque europea se recomienda no realizar tratamientos preventivos. Se basa en el empleo de antibióticos con oxitetraciclina y neomicina aplicados mediante un alimentador, pulverización o en espolvoreo. Se recomienda realizar una alimentación estimulante, eliminar la cera contaminada, aislar las colmenas enfermas y desinfectar correctamente por vía térmica el material apícola contaminado.

Loque americana

El agente causal es Bacillus larvae. Se trata de una enfermedad grave de las abejas. El agente causal tiene como estructura resistente esporas con un cristal de una sustancia tóxica. La transmisión de la enfermedad se realiza por vía bucal, siendo los principales vectores abejas limpiadoras, nodrizas, provisiones de miel y polen infectadas, el pillaje, manipulación inadecuada por parte del apicultor, empleo de cera no esterilizada, etc.

La loque americana provoca un olor a cola de carpintero característico, una cría irregular en mosaico, opérculos rotos, hundidos y larvas transformadas en masas viscosas y filantes. Su diagnóstico puede ser clínico por sintomatología o en campo realizando una pequeña prueba. Esta prueba consiste en macerar las larvas e introducirlas en leche descremada caliente, si se forman grumos que desaparecen a los 15 minutos, es señal de que la colonia está infectada.

No se realizan tratamientos preventivos. Se puede suministrar el antibiótico oxitetraciclina o sulafamidas aplicados junto al alimento, por pulverización o espolvoreo.

Micosis de las abejas

Ascoferiosis

Está provocada por los hongos Ascosphaera apis y Ascosphaera major, cuyos órganos de fructificación tienen unas dimensiones de 65 y de 128 micras respectivamente. Las larvas de abeja contraen la enfermedad por ingestión de esporas y raramente a través del tegumento. Las esporas del hongo germinan en la luz intestinal y el micelio invade el cuerpo de la futura abeja momificándolo. Normalmente atacan primero a la cría del zángano. El síntoma más característico es la aparición de momias de larvas en los cuadros, fondo y exterior de la colmena, junto a una cría salteada.

Las vías de infección de la enfermedad son abejas limpiadoras, alimento contaminado, errores de manejo, ambiente húmedo, pillaje, deriva, transacciones comerciales, etc.

En la actualidad no existe tratamiento farmacológico, pero se aconsejan unas medidas profilácticas entre las que destacan colocar las colmenas en lugares aireados y soleados, destruir los cuadros afectados, realizar una alimentación estimulante y tratamientos con tialendazol (0,4%) y ecomazol (0,2%).

Enfermedades causadas por protozoos

Noseamiasis

Provocada por el protozoo Nosema apis se desarrolla en el estómago de la abejas. El esporo penetra en la célula epitetial y se reproduce. Existe una destrucción del epitelio ventricular. Son susceptibles aquellas abejas adultas de más de 15 días de vida. El contagio es mediante pillaje, deriva, errores de manejo, transacciones comerciales, etc.

Los síntomas se resumen en una agitación anormal de la colonia durante el invierno, falta de dinamismo en primavera, acortamiento de la vida de las abejas afectadas, abejas con abdomen distendido, constipación o diarrea y una debilidad general que les impide volar.

Para su control se puede emplear cinco tratamientos de fumagilina, con una dosis de 1 gr/l de jarabe, a intervalos de una semana.

Amebosis

Provocada por Malpighamoeba mellificae, produce en las abejas una abundante diarrea de color amarillo claro, abdomen engrosado y distendido y un agotamiento rápido de las colonias. No existen tratamientos farmacológicos pero se pueden aplicar medidas profilácticas basadas en mantener el vigor de la colonia, eliminación de los cuadros afectados y una desinfección del material apícola infectado con ácido acético.

Artrópodos parásitos de las abejas

Acariásis

Es un ácaro parásito interno. Pertenece a los Tarsonémidos (Tarsonemidae) en los que se encuentran ácaros plaga como es el caso de la araña blanca o el ácaro del fresón. Está causada por Acarapis woodi, siendo este de color amarillo o incoloro. Su longitud es de aproximadamente 0,1 mm.

La hembra adulta fecundada es la que penetra a través del primer par de estigmas y se sitúa en las tráqueas y sacos aéreos de las abejas adultas (primer par de estigmas). Éstas depositan de 5 a 8 huevos (15-21 días), de los que eclosionan a los 4-5 días respectivamente una larva. Cuando finaliza el desarrollo, completando el estado larvario (15-21 días), se transforma en ninfa y posteriormente en adulto.

La forma de alimentarse se sustenta en la presencia del aparato bucal propio de los ácaros, con el que traspasa la pared de la tráquea y se alimenta de la hemolinfa. Finalmente, cuando aparecen los adultos se produce el apareamiento y es la hembra adulta fecundada la que sale al exterior de la abeja adulta.

La transmisión se realiza cuando se pone en contacto o proximidad con otra abeja. Esta salta a la otra y entra en el sistema traqueal de la abeja no parasitada, siendo las obreras nodrizas las más susceptibles al ataque de Acarapis woodi. La transmisión entre colonias es similar a las vistas anteriormente.

Los daños que causa este ácaro son de dos tipos:

  • Por debilitamiento, debida a la extracción de hemolinfa que realizan las larvas y adultos.
  • La obstrucción por presencia de larvas, ninfas y adultos, mudas, etc., que cuando se multiplica la población obstruyen las tráqueas y las abejas adultas mueren por asfixia (impidiendo la respiración).

Los síntomas que se presentan en a colonia son:

  • Aparición en otoño y en primavera de individuos muertos en la piquera o proximidades.
  • Pecoreadoras de vuelo lento o imposible. Alas ventriculares.
  • Abdomen dilatado.
  • Disenterías.

Los síntomas son muy parecidos a los de nosemiasis, si bien basta con realizar la determinación microscópica.

Los tratamientos contra este ácaro más usuales se basan en el empleo de distintos productos acarífugos y acaricidas:

  • Acarífugos. Se trata de sustancias repelentes para el ácaro. Los ácaros mueren con la abeja adulta, aunque hay que mantener unas precauciones mínimas ya que pueden dar un mal sabor a la miel. Los más empleados son el saliciato de metilo, líquido de Frow y cristales de mentol.
  • Acaricidas. Se trata de productos tóxicos para el ácaro. Se aplican en forma de nebulización térmica y no llegan a penetrar bien, por ello es necesario realizar gran número de tratamientos. Destaca el uso de cartones azufrados, bromopropilato, etc.
  • Varroásis

El agente causante es Varroa jacobsoni, que pertenece a la familia Varroidea. Parasita a Aphis cerana en Asia. Al introducirse A. mellifera esta mostró una mayor afinidad por esta especie originando mayores perdidas económicas y una mayor difusión. Los adultos presentan un marcado dimorfismo sexual. Su coloración es marrón caoba, con una morfología similar a a de un cangrejo. Los machos, mucho más pequeños presentan colores blanquecinos girando ligeramente a grisáceos.

Afecta a los estados inmaduros de las obreras y zánganos. Los ataques se producen más intensamente en los zánganos. Al séptimo día la hembra fecundada entra en la celdilla de la larva y deposita los huevos sobre esta. Estos huevos eclosionan y completan su ciclo en el interior de la celda con el paso de ninfa a adulto. Este paso se completa en el justo momento en el que la celdilla se opercula y la larva se transforma en pupa. Cuando la larva completa su metamorfismo sale la obrera con los adultos de la varroa.

Las hembras realizan la puesta según sea la larva (obrera o zángano) siendo las puestas respectivamente de 3 - 5 huevos en el caso de tratarse de una obrera y de 3 - 7 huevos si se trata de un zángano.

Los daños son debidos a las ninfas y los adultos, que con cuyo aparato bucal inyectan saliva y a continuación succionan la hemolinfa de las obreras y zánganos.

  • Daños particulares. Las larvas y pupas afectadas se dejan ver en la colmena, ya sea ante a aparición de un mayor número de muertes, la presencia de adultos anormales: pequeños; sin alas; con el cuerpo o las alas deformadas.
  • Daños generales. Se produce la muerte masiva de larvas, pupas y adultos, con el consiguiente debilitamiento de la colonia. Aumenta la incidencia de las distintas enfermedades.

La transmisión de la varroa puede ser a través de zánganos, abejas pecoreadoras o mediante el manejo de cuadros o panales infectados. Para su control es aconsejable realizar al menos dos tratamientos espaciados una semana, con el fin de eliminar a la varroa que permanece en las celdas operculadas. Se pueden aplicar acaricidas (Clorobenzilato, Bromopropilato, Amitraz, Fluvalinato, Coumafos, etc.) por pulverización o por nebulización térmica.

Otro tratamiento aunque mucho más caro es la utilización con ácido fórmico por ejemplo o con timol, derivado del tomillo con diferentes formatos más o menos efectivos, en grano, líquido mezclado con aceite de oliva, etc.. Tanto el ácido fórmico como el timol son mucho más caros que cualquier antibiótico o producto químico utilizado por la agricultura intensiva. El timol además es muy volátil, por lo que plantea el problema de cómo fijarlo para que se produzca una evaporación lenta. Una mezcla de timol con gelatina que produce una evaporación lenta que no afecta a la abeja pero sí a la varroa que muere, soluciona en parte el problema, por el momento es la mejor solución a la espera de otras investigaciones en curso.

Se pudo determinar que la esencia de eucalipto fue efectiva en el control de la población de ácaros en las colonias de A. mellifera. Sin embargo, no existieron diferencias estadísticamente significativas entre los dosproductos aplicados (P> 0,05). Debido a la efectividad, poca toxicidad y bajo costo de la esencia de eucalipto en reducir la población de ácaros en las colonias de abejas, se recomienda el uso de este producto, como estrategia a formar parte en un programa de manejo integrado en el control del ácaro.

Enemigos de las abejas

Polilla de la cera

El agente causante es un Lepidóptero (Galleria mellonella) que no causa daño directo. Las hembras entran y depositan los huevos de los que sale una larva. Esta perfora los cuadros de miel a la vez que va alimentándose de esta.

Los daños son de carácter grave en colmenas con baja población. Las larvas depositan hilos de seda al irse alimentando. Puede afectar a cuadros almacenados.

Para su control es más efectivo tratar la colmena con B. thuringiensis (B-401)o con ácido acético. El tratamiento de los cuadros almacenados se puede realizar de igual modo, pero la conservación frigorífica funciona.

Piojillo de las abejas

El agente causante es un díptero (Braula coeca). Se trata de una mosca parásita áptera. El adulto se puede confundir con la hembra adulta de la varroa. La morfología del adulto es oval, áptero, con tres pares de patas, dos ocelos y color rojo caoba.

Los adultos permanecen en invierno en la colonia, en particular las hembras permanecen en los panales con miel operculada. La larva es amarilla apoda. Construye galerías dentro del panal, alimentándose de la miel y contaminando con sus deyecciones la miel de la que se alimenta. Esta, al final, se convierte en pupa en la que emergen los adultos al final de las galerías.

Los piojillos adultos se sitúan sobre el cuerpo de las abejas adultas, sintiendo una especial afinidad hacia la reina más que hacia las obreras. Esta actúa cuando la reina va a ser alimentada por la nodriza, bajan rápidamente al aparato bucal y le roba la jalea real.

Los daños pueden ser:

  • Sobre las larvas: se alimentan de la miel de los panales, que deteriorando la miel.
  • Sobre los adultos: actúan en la transmisión del néctar, miel y jalea real; preferiblemente sobre la reina, interfiriendo en su alimentación e influyendo negativamente sobre su puesta.

Para su control se recomienda realizar de dos o tres tratamientos, espaciados una semana con Folbex VA, nicotina o una mezcla de alcohol y aguarrás.