por Rosaazul » 21 Mar 2015, 01:16
Me alegro que te haya complacido su lectura. Contra apariencias virtuales de perfiles y concepciones literarias, soy una mujer que adora la vida desde lo natural y auténtico. Los humanos solemos vivir situaciones que, muchas veces la misma sociedad civilizada nos prohíbe difundirlas y, claro que, también ese límite solemos producirlo deliberadamente por nuestra cuenta; solo para conservar esa imagen que se supone debemos mostrar.
Después de los treinta y tantos, empezamos a notar algunas evoluciones en nuestra existencia; algunas son de naturaleza física o morfológica, como es natural hasta en algunos árboles, pero otras son de otro tipo, que podríamos llamarlas "espirituales", aunque, mucho no me agrada ese término.
Cuando en casa las cosas comenzaron a descarrilarse en mi matrimonio, intenté resolverlas según el manual de la buena familia, pero cuando vi que nadie sigue las reglas de juego recomendadas por el manual, hice mi propio decálogo y, el primer punto es considerar que hay una sola vida, única, corta e irrepetible.
Cuando dejamos este mundo, nadie nos juzgará por no haber seguido las reglas del famoso manual, sino por quienes fuimos realmente para nuestra familia, nuestros amigos y, en definitiva, para nuestra sociedad. Si hemos sido personas honestas y decentes, dejaremos un buen recuerdo e, iluminaremos el sendero para quienes vienen detrás, si estuvimos haciendo las cosas mal; seguramente durante un tiempo nos van a recordar por esas cosas quienes se hayan visto afectados y, luego, simplemente el polvo y ceniza del tiempo cubrirá tanto lo bueno, como lo malo.
Tengo varios relatos de todo tipo, temperatura y humanidad. Escribo prácticamente mi biografía día a día. Muchas de las cosas que puedo contar, ya existen en un diario privado que conservo bajo siete llaves. Puedo y, deseo realmente, compartir esas historias, que no todas tienen que ver con el rubro de "relatos prohibidos", aunque de eso hay bastante como para hacer dulce.
Cariños a todos
Rosa.
Me alegro que te haya complacido su lectura. Contra apariencias virtuales de perfiles y concepciones literarias, soy una mujer que adora la vida desde lo natural y auténtico. Los humanos solemos vivir situaciones que, muchas veces la misma sociedad civilizada nos prohíbe difundirlas y, claro que, también ese límite solemos producirlo deliberadamente por nuestra cuenta; solo para conservar esa imagen que se supone debemos mostrar.
Después de los treinta y tantos, empezamos a notar algunas evoluciones en nuestra existencia; algunas son de naturaleza física o morfológica, como es natural hasta en algunos árboles, pero otras son de otro tipo, que podríamos llamarlas "espirituales", aunque, mucho no me agrada ese término.
Cuando en casa las cosas comenzaron a descarrilarse en mi matrimonio, intenté resolverlas según el manual de la buena familia, pero cuando vi que nadie sigue las reglas de juego recomendadas por el manual, hice mi propio decálogo y, el primer punto es considerar que hay una sola vida, única, corta e irrepetible.
Cuando dejamos este mundo, nadie nos juzgará por no haber seguido las reglas del famoso manual, sino por quienes fuimos realmente para nuestra familia, nuestros amigos y, en definitiva, para nuestra sociedad. Si hemos sido personas honestas y decentes, dejaremos un buen recuerdo e, iluminaremos el sendero para quienes vienen detrás, si estuvimos haciendo las cosas mal; seguramente durante un tiempo nos van a recordar por esas cosas quienes se hayan visto afectados y, luego, simplemente el polvo y ceniza del tiempo cubrirá tanto lo bueno, como lo malo.
Tengo varios relatos de todo tipo, temperatura y humanidad. Escribo prácticamente mi biografía día a día. Muchas de las cosas que puedo contar, ya existen en un diario privado que conservo bajo siete llaves. Puedo y, deseo realmente, compartir esas historias, que no todas tienen que ver con el rubro de "relatos prohibidos", aunque de eso hay bastante como para hacer dulce.
Cariños a todos
Rosa.