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La Página de Bedri
Sitios demasiado
El ríu Llames

El ríu Llames es un pequeño río que nace en el Gobernador y desemboca en la Ría de Villaviciosa y que discurre en parte de su tramo final entre los restos de lo que fue un espeso bosque atlántico de ribera. A poco de su desembocadura tiene un salto, una pequeña cascada de unos 4-5 m de altura formada sobre una fractura del terreno.

Desemboca en la margen izquierda de la ría de Villaviciosa formando un pequeño brazo cerrado por la carretera VV-5 que va desde Villaviciosa hasta los puertos del Puntal y Tazones en el lugar conocido como el Llagarón donde hubo una carpintería de ribera y antes un lagar de sidra de donde recibe el actual nombre.

Detrás justo de donde el fotógrafo tomó la imagen aún mana una fuente que era famosa entre los habitantes de Bedriñana y que ahora, destrozada la vegetación y el terreno apenas es difícil hasta encontrarla.

En sus orillas existían los resto de varios molinos harineros que se construyeron aprovechando el desnivel que provoca el salto de agua. Todavía es posible ver las piedras de moler en el mismo cauce. Uno de los molinos, el último, aún se conserva en aparente buen estado aunque ya no se utiliza como molino.

Para llegar

Mapa para al ríu Llames
Mapa para llegar ria de villaviciosa
Imagen aérea

La referencia que doy es Villaviciosa, en Asturias. Desde allí salir por la N-632 hasta el cruce con la AS-256, que se encuentra a un escaso kilómetro y es un giro hacia la derecha. Seguir esta carretera durante un par de kilómetros más hasta el cruce con la VV-5 que dejaremos a la derecha y empezaremos a subir.

Aproximadamente a otro kilómetro, a la derecha y hacia abajo se abre un camino que lleva a Llames y que pasa por delante de una casa de la que desde la carretera solo se ve el tejado. Mucha atención porque aparece de repente y es muy empinado y de tierra y piedra suelta. Hay que estar muy atentos porque no está señalizado. Como referencia estaría casi inmediatamente después de un cruce que a la izquierda lleva a Bedriñana y casi enfrente de una casa situada también en el margen izquierdo de la carretera.

Se pasa por delante de esta casa y, despacio, seguimos hasta cruzar el río por un pequeño puente de piedra en una curva del camino. Pocos metros después de haber cruzado este puente, a la izquierda del camino hay una antigua cantera donde dejaremos el vehículo. Mucho cuidado porque las maquinas empleadas en la tala ha dejado este camino en bastante mal estado aunque un turismo puede pasar sin grandes dificultades hay que estar atentos a la profundidad de las rodadas y de los charcos así como al barro, a veces omnipresente. Regresaremos al camino y buscaremos, casi enfrente de la entrada de la cantera, una pequeña senda que se interna en el bosque. Una vez dentro esta se bifurca, de frente se llega justo desde donde el agua se precipita en la cascada y a la izquierda se llega a una fuente desde donde se puede ver el salto que efectúa el agua o continuar hasta las ruinas de los molinos

Si se desea se puede bajar, con cuidado que hay piedra suelta y bastante agua, hasta la orilla y ver el salto desde abajo. También podemos seguir el curso del río hasta su desembocadura contemplando la vegetación, las mantas de musgo son impresionantes por su extensión y espesor. Podemos pararnos unos momentos y esperar que los animales salgan de los escondites a los que nuestra ruidosa presencia ha empujado y deleitarnos con ellos. También podemos ir recorriendo  las ruinas de los antiguos molinos hasta llegar al brazo de la Ría donde desemboca. Justo aquí queda aún el píe el último de los molinos harineros que movía la corriente de este río. Este molino aún  conserva en buen estado el canal de alimentación y el depósito de agua desde donde se lanzaba esta sobre el sistema motriz del molino.

A mi me gusta este sitio. Era un buen sitio para relajarse viendo el agua caer, oyendo el rumor del viento entre las hojas,  escuchando a los pájaros o simplemente dejando pasar el tiempo en la intimidad de los pensamientos. Lo terrible es que como muchas veces unos pocos pueden más que unos cuantos.

También:

También es posible ver interesantes muestras de la fauna asturiana. Cerca de aquí anida la oropéndola o el halcón abejero y es posible encontrar salamandras portuguesas o Salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica) como elemento más llamativo dentro de toda la panoplia de anfibios presentes en la geografía asturiana y un curioso endemismo ibérico.

También es posible el encuentro, pese a la escasa altura, con corzos o jabalíes. En este último caso es conveniente ser prudente.

En toda esta zona resultan abundantes las aves rapaces y especialmente las adaptadas al medio donde nos encontramos. El zorro es otro habitante de este bosque donde llega a criar así como ardillas y toda la variedad de los mustélidos asturianos.

Por supuesto que la flora es espectacular, orientado al Este, el bosque de ribera está en toda su plenitud. Los helechos son espectaculares, con frondes de más de dos metros. Algo habitual en las selvas tropicales pero que parece casi exagerado en esta latitud.

Lamentablemente la especulación urbanística también ha llegado hasta aquí y si nadie lo remedia esto acabará desapareciendo bajo el hormigón. En el mejor de los casos quedaría englobado dentro de una macrourbanización privada de 290 chalets de lujo. Lo que lo apartaría definitivamente del disfrute de todos los ciudadanos. Para mi es un sitio que querría compartir con quien quiera conocerlo.

Cerca

Cerca de aquí, además de Villaviciosa con todo su prerrománico y románico, esta la Reserva Natural de la Ría de Villaviciosa con toda su amplia gama de especies tanto animales como vegetales. Y por supuesto sus magníficas playas y un poco más allá el puerto de Tazones, con todo su tipismo, su historia y su sabrosa cocina.

No estaría de más pararse en el Puntal, al lado de la dársena, y pedir unas raciones de "fabes con amasueles". Y si lo deseamos, probar el marisco o el pescado de Tazones que puede ser el mejor colofón a la visita a las huellas de dinosaurios presentes en sus acantilados, al mismo lado del puerto pesquero de la localidad. En cualquier caso, es este un pueblo lleno de tipismo y colorido. Es tradicional que sus habitantes pinten las puertas, ventanas, balaustradas y galerías de sus casas con los mismos colores que utilizan para sus lanchas. Una nota curiosa es que "técnicamente" Tazones son realmente dos pueblos separados por el río hoy canalizado bajo la calle y plaza. En la margen derecha está San Miguel y en la izquierda San Roque.

Si continuamos por la AS-256 podremos llegar hasta Oles donde visitaríamos la Iglesia de la Lloraza, las antiguas explotaciones de azabache o los impresionantes acantilados donde día a día van apareciendo nuevas huellas y fósiles de los seres que poblaron la tierra hace millones de años, en la época de los dinosaurios.

Y sin necesidad de ir tan relativamente lejos siempre podemos desandar un poco el camino y visitar Bedriñana donde se supone que hubo una Villa romana y cuya iglesia parroquial aún conserva vestigios de su fundación prerrománica. Muy cerca de este edificio, en el barrio de La Pola, se conserva un hórreo de estilo "Villaviciosa" con las cabezas de los linios labrados. Es interesante acercarse para comprobar que cosa es la que se ha labrado, sorprenderá el tamaño.

Por supuesto que no podemos olvidarnos de visitar el casco urbano de Villaviciosa, con sus calles de origen  medieval, la del Agua, la del Sol y la Calellina Les Indies; o la calle del Ancho, con sus casa blasonadas. Visitar la Iglesia de la Oliva y fijarse en las escenas representadas en los capiteles de la portada principal puede deparar varias sorpresas, lo mismo que una mirada detenida a los canecillos. Para comer hay sitios suficientes y de prestigio.

También cerca tenemos la iglesia románica de San Juan de Amandi y por supuesto el prerrománico San Salvador de Valdedios y la adyacente Santa María la Mayor, de estilo cisterciense. El prerrománico tiene en el concejo de Villaviciosa otras dos iglesias, la de San Salvador de Priesca y la de San Salvador de Fuentes.

Si lo que se desea es continuar la jornada en la playa que menos que acercarse hasta Rodiles, un magnifico arenal de más de mil metros de longitud, situado en la margen derecha de la ría formando su desembocadura. En la base de los acantilados del inconfundible monte de Rodiles, que la cierra por el Este, es posible encontrar una gran variedad de fósiles, especialmente de amonites y también huellas de dinosaurios. Todo es proponérselo pero recordando siempre que los yacimientos paleontológicos son de todos, más concretamente de la ciencia que los estudia, por lo que arrancar un fósil para llevárselo a casa además de estar mal es una solemne tontería y un daño irreparable para el conocimiento.