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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Trío con mis sobrinos
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Querido Bedri:

Nunca me imaginé que podría pasar aunque siempre fue algo que esperaba, en algún momento alguien me haría una pillada, y fue mi sobrino, bueno, los dos. Acababa de llegar a casa del trabajo y estando recién salida de la ducha sonó el timbre de la calle, la llamada era conocida, era la contraseña de mi sobrino que veía a visitarme. Bueno, a visitarme y a follarme. Le franqueé el paso y esperé a que llegara a la puerta del piso para abrirle. Sonó el timbre de la escalera y abrí cubierta solo por una toalla en la cabeza recogiendo la melena. Mi sorpresa fue grande, mis dos sobrinos ocupaban el relleno mientras yo, absolutamente superada sujetaba la puerta abierta de par en par completamente desnuda. Reaccioné y me hice a un lado haciéndole s pasar. Cerré la puerta y mi sobrino, el de la contraseña, se disculpó ―Nada más llamar al portal apareció mi primo…

El otro, el inesperado., apostilló ―No sabía que venía a esto.

―¿Cómo que a esto? ―pregunté― ¿A qué te refieres?

Ninguno de los dos contesto, se miraron y se encogieron de hombros. Uno de ellos intentó una excusa balbuceante que ni entendí ni dejé seguir.

―Ya que estamos…―y me giré camino del dormitorio.

Al llegar al cuarto, me volví, arrojé la toalla del cabello sobre la mesilla de noche y me abracé al más joven de los dos mientras el otro se colocaba detrás. Pronto dos manos acariciaban y masajeaban mis nalgas mientras mi boca buscaba con ansia la boca de mi sobrino que me masajeaba las tetas cada vez más duras. Pronto estaba emparedada entre dos de los hombres que más deseo y que más quiero. El de delante me besaba un lado del cuello y del rostro mientras me acariciaba las tetas y su mano se deslizaba entre mis piernas penetrando entre los labios de mi hambrienta vulva. El otro me besaba el otro lado del cuello mientras apretaba su cadera contra mis nalgas y acariciaba el lado del pecho que quedaba libre; notaba su polla dura bajo la ropa frotándose contra mí. Estaba tan excitada que les pedí follar, aunque casi mejor exigí.

―Vamos a la cama ―musité con un hilo de voz por la excitación y el deseo que invadían todo mi cuerpo.

Me deje llevar, ellos me colocaron, me dispusieron a cuatro patas sobre la cama, a uno de ellos es la postura que más le gusta. Se desnudaron dejando caer la ropa al suelo. No se dijeron nada, al menos yo no lo percibí, y se colocaron, uno en el lado de mi cara y abrí la boca para que aquella polla entrara. El otro se colocó detrás de mí, a la grupa, pero no me la metió por la vagina, eligió el culo. Así que sin haberlo nunca pensado, tenía la polla de uno de mis sobrinos en la boca y la del otro en el culo. Pareciera como si lo hubieran ensayado, porque se movían coordinadamente. Pronto toda la polla de mi sobrino estaba completamente dentro de mi culo y la del otro dentro de mi boca, hasta la raíz las dos. Cuando uno empujaba el otro también. Me sentí felizmente ensartada. Una sensación similar a cuando me folló el jugador de baloncesto con aquella polla tan grande.

Las corridas, fueron tres, que yo también disfruté como pocas veces, se produjeron casi al unísono. Acabamos los tres tumbados sobre la cama, yo encima de mi sobrino más joven, y sobre mí, el otro sobrino, el tirillas. Los tres sudorosos y jadeantes.

Tras un breve aseo continuamos besándonos y acariciándonos, pronto mi excitación era ya irreprimible y me ofrecí como una perra. ―¿Cuál de los dos me folla ahora?

―Los dos ― Contestó uno asintiendo el otro.

―Los dos al tiempo ―pedí para cumplir uno de mis deseos, mis dos sobrinos follándome al tiempo. Una polla en el culo y la otra en el coño.

Uno se colocó sobre la espalda, entre los dos me colocaron de espaldas a este y pronto su polla entró entre las dilatadas y lubricadas paredes de mi vagina. El otro se colocó de frente, me hizo echarme hacia atrás, apoyó la polla en la de su primo y la hizo deslizar dentro de mí. Así tuve dentro las dos pollas de mis sobrinos, las dos en el coño, dentro de la vagina. Fuimos muy torpes, demasiado, pero me corrí de puro vicio. Ellos se movieron y me acariciaron para que mi orgasmo continuara, luego me hicieron mover, me coloqué sobre el sobrino acostado y me la metí, entró sola de los excitadísima que estaba, me moví un poco, lo justito para acomodarme. El otro me la metió por el culo, despacito, con arte, como me lo sabe hacer. Volvimos a corrernos al tiempo, el mío pudo haber sido el cuarto o quinto orgasmo consecutivo. Nos quedamos en la misma postura que estábamos, jadeando, cansados. Tan quietos nos quedamos que no sacaron las pollas de dentro de mí, no hicieron por sacarla, se les salió sola al perder la erección. Y eso me encantó, luego lo haríamos muchas otras veces, follábamos, nos corríamos y nos quedábamos quietos, sin sacar la polla, hasta que sale sola. Bueno, uno de ellos a veces la saca antes de correrse para lanzarme el semen por todo el cuerpo, especialmente en el ombligo o sobre la parte más baja de la espalda cuando me folla el culo. Pero cuando están los dos juntos, cuando hacemos tríos, se comporta y se corre dentro de su tía, el zorrón de la familia.

Siempre había tenidos sospechas de que se contaban cosas de mí, de que entre ellos hablaban de sexo conmigo, en alguna ocasión uno de ellos, me había propuesto precisamente lo que acabábamos de hacer, un trío. También me había propuesto grabarme follando, algo a lo que siempre me había opuesto porque tengo aprensión a que se descubra mi secreto. Aunque realmente, ahora pienso que es porque le gusta verme follando, alguna vez me confesó que le gusta masturbarme porque le encanta la cara que pongo cuando alcanzo el orgasmo.

―Pones una carita deliciosa cuando tiene un orgasmo tía. Nunca me canso de ver cómo te corres ―Me dijo en más de una ocasión.

Y esa tarde me vio follar con otro, cuando volvimos a la actividad, mis sobrinos son incansables, como yo, se levantó y se sentó en el butacón que colocó mirando hacia la cama. Me puse de espaldas, separé las piernas y me ofrecí.

―Ven ―Le dije ― y hazle una buena follada a tu tía puta.

Se colocó sobre mí y nos comimos la boca mientras me penetraba. Los embates eran fuertes, muy fuertes, duros, muy duros.

Me dejé llevar por la excitación y sin poder reprimirme se lo dije ―Hazme el amor como nunca, que me quiero derretir de gusto con tu polla dentro.

Miré a mi otro sobrino que desde la butaca no perdía detalle, estiré el brazo para que me tomara de la mano. Fue sentir la suya y oleadas de placer comenzaron a recorrerme el cuerpo. Orgasmos encadenados, uno tras otro, sin parar, tanto era el goce que tuve uno de esos ataques de incontinencia verbal tan míos.

―Hazle el amor a tu tía que tanto te quiere, hazle el amor tu tía más puta, a la más zorra de la familia. Hazle el amor a tu tía hasta que no puedas más.

Giré la cabeza y miré al otro sobrino que seguía manteniéndome cogida la mano, me la apretó aún más y la deliciosa sensación hizo que dejara que mis ojos se cerraran entre oleadas de placer.

―Te quiero sobrinito mío, te quiero mucho y quiero que me hagas gozar. Quiero hacer el amor contigo.

Me corrí más ruidosa que nunca. Los fluidos de la vagina mezclados con semen corrían por mis muslos cuando me puse de rodillas sobre la cama para hacerle una limpieza de polla a mi gran follador.

Cuando consideré la limpieza completada me deje caer de espaldas sobre la cama y dije.

―Ahora tu sobrino mirón, ahora tú me vas a hacer el amor como tu tía se merece. Quiero correrme de gusto. Quiero que me hagas el amor y me goces que yo te haré gozar como la mejor de las putas.

E hicimos el amor, me puse sobre él y me dejé amasar las tetas. El otro sobrino se me acercó por detrás para dándome un beso y despedirse hasta otro día mientras se me atenazaba a las tetas.

―Te quiero ―le dije al tiempo que me dejaba abrazar sin dejar de mover la cadera ―No tardes en volver ―continué mientras salía del cuarto ya vestido.

Me corrí tantas veces que ni las conté y me dejé caer sobre el colchón al lado de mi sobrino que intentaba recuperar el resuello.

―Tenéis que venir más veces juntos.

―¿Para qué? ―Dijo él.

―Para hacerme el amor como hoy ―y continué― Lo habéis preparado bien para follaros a vuestra tía los dos al tiempo.

―No tía, ha sido casualidad ―se defendió. ― acabada de llamarte al portal cuando apareció sin darme cuenta.

―¿Nunca le hablaste ni un poquito de lo nuestro?

No contestó así que continué yo ―¿Desde cuándo lo sabes?

―Hace tiempo que sospechamos

―¿Y os habéis decido a comprobarlo hoy?

Asintió con un monosílabo.

―¿Si tu ya me follabas que tenías que comprobar?

―Si lo querías hacer con los dos al tiempo.

―Tonto, eres tonto, y tu primo también. Ya habéis visto que quiero. Os quiero a los dos, quiero hacer el amor con los dos, al tiempo y por separado.

―¿Lo haces con otros miembros de la familia? ―Preguntó incorporándose para mirarme a los ojos.

Por un momento dude antes de contestar, salvo ellos dos, mi primo el raro y el tío del pueblo, con nadie más, pero eso no se lo dije. Como él antes respondí con un monosílabo. Hay que mantener las apariencias aunque no me importaría un polvo con ellos dos y el tío dirigiéndoles la follada. Con su experiencia seguro que logramos corrernos los tres al tiempo con una metida de dos pollas en mi coño.

Cuando se fue me quedé sobe la cama, pensando en la maravillosa tarde que acababa de tener. Me masturbé pensando en mis dos adorable sobrinitos y lo bien enseñados que los tenía como amantes. Esa no ha sido más que la primera vez, luego hubo otras; nos fuimos los tres una semana a un apartamento de la playa, aquello si fue hacer el amor, porque con mis sobrinos hago el amor, los amo.

Q.

 

 

Cartas de Q

Q es un amiga que nos cuenta su ajetreada vida sexual en forma de cartas, periódicamente nos envía una para darnos a conocer su intensa vida sexual. Discreta como pocas, es una mujer que disfruta del sexo intensamente practicándolo de forma entregada y libre.

Dispone de un amplía lista de compañeros de juegos y también de compañeras. Desde sus sobrinos, tío, vecino, amigas, hijos de sus amigas, en definitiva, cualquiera que sea capaz de cumplir sus exigencias sexuales.

Van dispuestas según se han ido recibiendo, la más antigua arriba y la más moderna al final, aunque cronológicamente no sigan el orden establecido.

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