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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
La quiero repetir
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Quiero contarles mi historia que hasta ahora era conocida solo por mí, que navegaba en lo más íntimo de mi ser. La verdad es que tenía mucho miedo de hacerla conocer pero he decidido dar ese gran paso, salir del closet o del armario como dicen.

Resulta que desde muy pequeño descubrí mi verdadera identidad aunque en la actualidad estoy casado y tengo dos hijos muy lindos. No dejaba pasar la oportunidad de probarme las bragas de mis parientes mujeres y mejor si estaban usadas. Me gustaba que me transmitieran ese aroma de mujer, de esa mujer que siempre quise ser pero que la naturaleza no me lo concedió.

Ya siendo mayor tuve la primera experiencia. Todo comenzó en un bar de no muy buena reputación donde conocí a un hombre muy amable con quien compartimos durante un buen rato. Entre charla y charla compartimos durante mucho rato luego de lo cual me invitó a continuar la charla en su departamento a lo que yo accedí gustoso. Una vez en su auto comenzó a hurgarme en la entrepierna lo que me causó mucho gusto. Una vez que llegamos a su departamento se mostró muy cariñoso y comenzó a desnudarme lentamente mientras me decía cochinaditas al oído como "Yo se que eres una perrita", "te va a gustar sentir esto en tu culito" mientras me mostraba una polla que ya soltaba sus primeros jugos anticipándose al gusto que sentiría al abrir por primera vez mi culito.

Es así que comencé a hacerle una soberbia "paja" como decimos en mi país. Primero con las manos pero luego no pude evitar la tentación de comenzar a chupársela. Comencé a besar la soberbia cabeza que se mostraba rosada e imponente ante mis ojos y luego fui tragándomela, poco a poco, ante el placer de mi ocasional amante que lanzaba gemidos de placer. Es difícil describir el gusto que sentí cuando se corrió en mi boca. El sabor a la vez agrio y dulzón de su leche es un recuerdo imborrable. Luego de un breve descanso mi acompañante se puso nuevamente en acción y comenzó a acariciarme por todo el cuerpo y de tanto e tanto me introducía suavemente unos de sus dedos en mi ano que ya estaba lo suficientemente dilatado para resistir cualquier embestida ...o por los menos esos pensaba.

Me hizo colocar de cuatro patas y comenzó a pasar suavemente su lengüita por mi hoyito mientras que yo enloquecido de placer le pedía que me metiera de una vez. Me hizo caso y fue entonces que conocí la gloria entre el dolor que sentía. El mete y saca me enloqueció y gemía como una perra en celo mientras agradecía el haber nacido para gozar del placer que sentía. Ese líquido caliente en mi vientre me hizo sentir una verdadera mujer como la que siempre había querido ser.

Se trata de una experiencia que quiero repetir.

E.D.

Otro relato ...




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