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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Dos jóvenes amigos
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Querido Bedri:

La anterior ocasión te dije que te contaría alguna de mis aventurillas y he preferido empezar por un lindo polvo con dos jóvenes amigos, amigos entre ellos, que no he vuelto a ver.

Había acudido, junto con una muy buena e íntima amiga, al concierto de un conocido cantante de moda que se celebraba en una ciudad a unos 300 kilómetros de nuestra ciudad. A mi amiga ya la conoces, es decidida y además atractiva, de mí sabes que soy discreta, modosa y hasta un punto monjil, pero eso es solo de puertas hacia afuera.

Salimos del concierto y antes de volver a casa, decidimos tomar algo. Fue cuando se nos acercaron dos intrépidos jovencitos. Guapitos de cara, buena planta, bien vestidos y con un desparpajo propio de personas seguras de si mismas se empeñaron en ser nuestros acompañantes cuando podríamos ser sus hermanas mayores, pero bastante más mayores. Luchy, que es como llamamos a Luciana, que no se corta ni con un cristal, se lo dijo ―Vosotros lo que queréis es echarnos un polvo.― Se rieron pero nada desmintieron. Luchy me hizo al oído el comentario de que estaba con ganas y pidió que no se lo fastidiara; no sabe que soy un zorrón. Me pidió que nos quedáramos y que cada una se apañara como pudiera. Me pareció bien. Los jovencitos nos hicieron la oferta de pasar la noche en un apartamento del que disponían y regresar a la mañana siguiente. Aceptamos y nos fuimos a cenar algo y luego a tomar unas copas. Como siempre Luchy bebió en exceso, a mí no me apetecía mucho, sería mi primera vez con un absoluto desconocido y prefería mantener el control. Pronto nos emparejamos, aunque mejor sería decir que ellos nos repartieron. A Luchy más decidida se la quedó Pablo, el más decidido, yo le correspondí al más modosito, un chico de bonitos ojos azules y manos inquietas de nombre David.

Cuando llegamos al apartamento, Luchy que estaba completamente ebria pretendía hacer un strip-tease en el salón y que practicásemos el sexo en grupo. Luego me confesó que lo que pretendía era follarse a los dos amigos en el convencimiento de que yo no tendría sexo. ¡Qué equivocada está!.

Luchy no permaneció vestida mucho tiempo y yo tampoco, aunque mi chico fue bastante más delicado y calmo a la hora de despojarme del vestido. Como todos los de su edad dedicó especial atención a mis tetas. Me las tocó, acarició, estrujó, beso, lamió, chupó, pellizcó los pezones, en fin, lo que les gusta hacer a los jovencitos con mis mamas. Con las bragas fue más rápido aunque el achuchón a mi culo resulto especialmente ardoroso y grato.

Me besaba con ardor con mi chico cuando Luchy, ya de rodillas, mamaba con fruición la pija de Pablo. Nosotros nos tomamos nuestro tiempo. Mi David besaba muy bien y sus dedos recorriendo mi culo e intentando entrar en la raja me iban llevando al tono que yo deseaba. Mis gemidos, cada vez más notorios, debieron asustarle porque preguntó: ― ¿Quieres seguir? ― La verdad es que me sorprendió ese comportamiento que me hizo calentar más y que me sorprendiera con mi propia respuesta ―Llévame al cuarto y échame un buen polvo―

Cuando abandonamos el salón, Luchy yacía de espaldas mientras su chico intentaba metérsela pero mi amiga no parecía colaborar mucho.

Nos tumbamos sobre la colcha, y comenzamos a besarnos otra vez. Me apetecía mucho follar con aquel chico y se lo dije. Estábamos acostados de lado, besándonos frente a frente e intentó metérmela así que levanté mi muslo para dejarle sitio y entonces sucedió algo que me resultó extraño. Noté dos pollas intentando entrar al tiempo en mi coño. Pablo había dejado a Luchy dormida en el salón y se había incorporado a la fiesta sin que ninguno de los dos lo notara.

Pronto David y Pablo pugnaban por metérmela uno antes que el otro, estorbándose uno a otro y fracasando en todos los intentos de metérmela. Sentirme emparedada entre aquellos dos fogosos jovencitos me excitaba cada vez más pero la actitud de ambos, pero especialmente la de Pablo, empeñado a toda costa de meterme su pija por donde fuera comenzaba a incomodarme. La verdad, es que pensándolo ahora, resultaba excitante tener a dos chicos intentado follarme, uno por delante y otro por detrás. El caso es los dos lo intentaban por el mismo sitio y al mismo tiempo.

Estaba allí por algo y no tenía intención de regresar a casa sin un polvo. Además, no tenía casi más remedio con mi amiga roncando en el suelo del salón. Decidí aprovechar la ocasión y continuar con el trío que sin querer habíamos empezado. Pensé ofrecerle el culo a David pero tuve en cuenta su inexperiencia y el temor al dolor me hizo desechar esa propuesta. Opté por lo fácil, le dije a Pablo que se pusiera un condón y le ofrecí el coño con el culo en pompa mientras le hacía a David la mejor de las mamadas que se podría imaginas. Ya sabes como soy. Así que ahí me tienes, a cuatro patas, con una polla en la boca y otra en el culo. David aguantó bien, cuando se corrió en mi boca hacía ya tiempo que Pablo se había corrido y se lavaba en el baño. A David lo aseé yo misma, con mis propios medios. Sabes que de la eficiencia de mi lengua. Mientas procedía a la meticulosa limpieza, pensé que era una pena desperdiciar un polvo que podría ser bueno. Y lo fue. Se lo dije ―Ahora métemela tu― Le puse el preservativo, se colocó sobre mi y me la metió, los primeros embates me parecieron algo torpes, así que le di instrucciones que disciplinadamente cumplió. Fue un gran polvo, duró bastante para la edad del chico y me corrí varias veces, tres o cuatro. Quizás tantas por las ganas que teníamos.

Mientras, Pablo había regresado pero al no tener otro agujero que el culo de su amigo nos dejó solos y eso creo que fue bueno. David más relajado pudo aplicarse en follarme como es debido.

Acabo al tiempo que yo alcanzaba otro orgasmo y jadeando me besó por la cara, el cuello y fue levantándose para comerme las tetas. Volví a mojarme.

Le hice las mismas labores de limpieza que antes y nos tumbamos para quedarnos dormidos, desnudos sobre la cama, conmigo panza arriba y David de lado, pasándome el muslo derecho sobre mis muslos y con su mano derecha cubriendo mi teta izquierda.

Desperté con la primera claridad del día en la misma postura en la que me había dormido y me resultó tierno ver a David cubriéndome con su muslo y sujetando mi teta. La habitación olía a sexo, a hembra. Mis abundantes corridas habían dejado ese olor tan peculiar y que tanto me pone. Y a ti también, no me lo niegues ahora.

El chico despertó al moverme, me sonrió y me dio los buenos días. Preguntó si quería algo y se lo dije ―Echar otro polvo― Le pedí que se pusiera un condón. Buscó en su pantalón pero no lo encontró. Me hizo un gesto y me susurró al oído ―Voy a buscarlo― Salió al salón y regresó cariacontecido ―No quedan― dijo con voz que sonó lastimosa.

―No importa, ven acá― Le dije y obedeció. Le hice tumbarse sobre la espalda y comencé a besarle empezando por la frente y bajando. Le vi la polla completamente erguida y no lo pensé mucho, me coloqué sobre él y me la metí. Soltó un suspiro profundo y me dio las gracias. Le pedí ―Amásame las tetas― fue empezar a hacerlo y yo a mojarme. Tuve un orgasmo no muy intenso pero si muy duradero que finalizó cuando rugió al corrérseme dentro. Me dejé caer a un lado y me volvió a besar y acariciar consiguiendo que me volviera a correr. David pareció muy satisfecho y me pidió una cita, le tomé el número de celular y la dirección e-mail.

Charlamos un buen rato, evidentemente de sexo. Me confesó que había tenido varias relaciones pero ninguna como los polvos que me había echado. Le dijo que no sabía que una mujer se corriera echando tanto líquido. Le gustó y me acarició con la mano el coño totalmente encharcado logrando sacarme otro orgasmo y un nuevo chorro de fluidos vaginales. También me dijo que su amigo, que no sabía nada de sus aventuras, era un niño pijo solo preocupado por meter pija. Nos reímos ambos y tras un rato le pregunté por el baño, para ducharme, me lo indicó y entraba a la ducha cuando llamó a la puerta para traerme la ropa que había dejado en el salón.

Cuando volví al salón, estaban todos allí, David satisfecho, Pablo encorajinado y Luchy resacosa, tanto que sus ojos eran apenas dos rayas emborronadas de rimel.

Regresábamos en el coche cuando Luchy enfadada se quejó de que la había dejado en el salón con los dos y yo me había ido a dormir tranquilamente en el cuarto. Y que además, no se acordaba de nada, solo a Pablo intentando follarla de madrugada.

No volví a saber más de ellos, aunque estuve tentada de ponerme en contacto con David, de hecho, voy a llamarle ahora que la semana próxima me voy a su ciudad, quizás tenga más experiencia y me haga una buena follada.

Otro día te cuento más cosas y puede que el segundo asalto con David si es que se produce.

Un beso guapo.

Q.

 

 

Cartas de Q

Q es un amiga que nos cuenta su ajetreada vida sexual en forma de cartas, periódicamente nos envía una para darnos a conocer su intensa vida sexual. Discreta como pocas, es una mujer que disfruta del sexo intensamente practicándolo de forma entregada y libre.

Dispone de un amplía lista de compañeros de juegos y también de compañeras. Desde sus sobrinos, tío, vecino, amigas, hijos de sus amigas, en definitiva, cualquiera que sea capaz de cumplir sus exigencias sexuales.

Van dispuestas según se han ido recibiendo, la más antigua arriba y la más moderna al final, aunque cronológicamente no sigan el orden establecido.

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