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La Página de Bedri
Vino
Vinos tintos de gran reserva

Constituyen la máxima expresión de la viticultura y la enología. Son vinos que han pasado un largo tiempo en la oscuridad, quietud y silencio de las bodegas, sometidos a una temperatura muy constante (alrededor de los doce grados) y en un ambiente de elevada humedad relativa que genera en las paredes y techos una extensa e intensa flora en la que abundan los hongos de variado aspecto.

Se denominan vinos tintos gran reserva a aquellos que han madurado en madera durante al menos 18  meses y han permanecido en botella al menos otros 42 meses. Por lo tanto, el periodo de maduración de un tinto gran reserva es al menos de cinco años.

Características

Los tintos Gran Reserva son vinos cuyo aspecto acusa el prolongado paso del tiempo; por eso, están más presentes los tonos amarillos y su color suele virar hacia el pardo-rojizo, aunque alguno de ellos pueda conservar perfiles típicos de una gran juventud. En el aroma pueden estar presentes tonos muy diversos: frutas rojas, frutas confitadas, regaliz cuero, vainilla y especias< tropicales, entre otros.

En la boca, llama la atención la espectacular evolución de los taninos, cuya aspereza de los primeros meses se ha transformado en toques sedosos y aterciopelados. Por tanto, las sensaciones astringentes se transforman en carnosas y corpóreas. Y este recuerdo perdura durante largo tiempo, lo que permite que el vino realce fuertemente a los platos que acompaña. Porque tan extraordinaria riqueza sensorial demanda siempre el mayor hermanamiento entre cada tinto de Reserva específico y las distintas preparaciones culinarias.

Evolución del vino de reserva

En la primera fase de la crianza de los tintos gran reserva, que se desarrolla en la barrica de madera más o menos grande ("foudres", "troncos de hombres", "pipas", "toneles") van evolucionando en presencia del oxígeno, para después ser embotellados y pasar otra larga temporada sin él, por lo que se producen profundas transformaciones en su composición.

Variedades de uvas

Para la elaboración de Reservas y Grandes Reservas son muchas las variedades de uva que se pueden utilizar. Hasta hace poco, lo más habitual era crearlos a partir de la unión de variedades distintas, de forma que cada una de ellas aportaba al conjunto alguna característica específico, con lo que se ganaba en riqueza. Incluso, el vino proporcionaba una satisfacción sensorial mucho mayor que la de la suma de sus componentes. Esta sabia y culta práctica sigue gozando de amplio seguimiento en regiones muy acreditadas, como Burdeos, Borgoña, Rioja, Ribera de Duero o Douro.

Sin embargo, a todas estas zonas ha llegado también la tendencia a elaborar vinos de una sola variedad, a la cual se le hace, a través de su más preciado fruto, una suerte de homenaje. Entre estas variedades destacan las Cabernet-Sauvignon, Merlot, Pinot-Noir, Tempranillo, Sangiovese, Syrah, Garnacha, etc.